Esta obra fue escrita entre el 397 y el 398 por el Doctor de la Iglesia San Agustín de Hipona. En ella, el santo se confiesa con Dios, contándole sus pecados cometidos durante su juventud, así como el camino de su conversión. Por más de mil años, antes de la publicación de la Imitación de Cristo de Tomas de Kempis, esta famosa autobiografía fue el manual más utilizado para alcanzar una correcta vida espiritual. “Grande eres Tú, Oh Señor, digno de alabanza (…) Tu nos has creado para Ti, oh Señor, y nuestros corazones estarán errantes hasta que descansen en Ti” (Confesiones, Capítulo 1).