Nacida en Pianello Lario (Como) el 27 de mayo de 1858, fue la última de once hermanos, y fue llamada Dina. A los tres años queda huérfana de padre, un pequeño industrial de la seda; la niña fue pronto enviada a trabajos de hilandería. Pero su hermana Marcelina convenció a los hermanos de dejarla ir al instituto de las Madres Canosianas de Gravedona (1871), para que continuase los estudios, trabajando, al mismo tiempo, como servicio doméstico. Así transcurrieron seis años, que dejaron en ella una traza profunda (1871-77). Dina admiraba la vida de las hermanas, y madurando su espíritu, vivió días de fervorosa piedad. Se creyó llamada a la vida religiosa, conforme al programa de santa Magdalena de Canossa: «¡Sólo Dios!». Las canosianas la acogieron en el noviciado de Como, pero por su carácter tímido y reservado, inclinado al silencio y la contemplación, más que a la acción, fue juzgada no idónea para ese instituto, y volvió con su familia.
El párroco de Pianello Lario, don Carlos Coppini, había congregado mientras tanto junto a sí a un grupo de jóvenes: la Pía Unión de Hijas de María, puestas bajo la protección de santa Úrsula y santa Ángela Mérici (10 de julio de 1871), y había invitado a ingresar a la hermana de Dina, Marcelina, que llegó a ser superiora; con algunas de ellas le fue posible al párroco inaugurar (octubre de 1873) un hospicio de providencia para viejos y niños abandonados. Dina se integró con dificultad en la obra, de la cual no conocía mucho, pero veía inmersa en una gran actividad con los niños, los ancianos, y por ayudar a los necesitados del lugar, mientras ella hubiera preferido una casa enteramente dedicada a la oración y la contemplación. El 27 de octubre de 1878 emitió la profesión, tomando el nombre de Clara. En julio de 1881 murió el párroco y le sucedió el beato don Luis Guanella. En el año escolar 1881-82 Dina completó su preparación para el diploma de maestra elemental, sin poder dar los exámenes. Luego se estableció en el hospicio de Pianello, dedicada a la educación de las huérfanas con exquisitez maternal, y guiaba la formación de las postulantes y las primeras novicias. El beato Luis Guanella se dedicó a la transformación de la Pía Unión de Ursulinas, en una Congregación con el título de Hijas de Santa María de la Providencia. Se dedicaba también a la formación de las hermanas, y fue director espiritual de Sor Clara, guiándola al camino de contemplaciones más altas -especialmente de la Pasión de Cristo-, y comprometiéndola en el servicio de la caridad con los más necesitados.
El beato Luis Guanella, por invitación de don Lorenzo Guanella, su hermano y preboste de Ardenno (Sondrio), proveyó en esa parroquia una obra en la cual se alternaron sor Marcelina y sor Clara, con otra hermana. Fue una experiencia que preparó a sor Clara al paso de la institución de Pianello a Como (1886). Sor Clara devino enseguida el centro propulsor y amoroso de esa casa: de las hermanas, de las postulantes, de los huéspedes, de los ancianos necesitados, de las jóvenes que trabajaban en la ciudad. En el otoño de 1886 enfermó de una tisis pulmonar. Esperando que el aire de su tierra la pudiese mejorar, fue llevada a Pianello, donde murió el 20 de abril de 1887. El propio beato Luis Guanello promovió la apertura de la causa de beatificación de sor Clara. El proceso informativo fue abierto en Como en 1912; fue beatificada el 21 de abril de 1991 por el papa Juan Pablo II. Su cuerpo es venerado en el santuario de Sagrado Corazón, en Como, junto al del beato Luis Guanella.
Traducido para ETF de una rtículo de Piero Pellegrini.