Esta obrera católica dio un valioso testimonio de Cristo con su vida y con su muerte. Había nacido en Caudete (Albacete) el 20 de febrero de 1890, en el seno de una familia modesta. Su vida discurrió primero en su pueblo natal y luego en Alcoy, provincia de Alicante. Al llegar a la juventud se colocó en la industria textil, y las personas que fueron sus compañeras de trabajo pudieron apreciar en ella sus magníficas cualidades y gran servicialidad. Era muy piadosa: cada día acudía a la santa misa y recibía la sagrada comunión y tenía una sólida devoción a Santa Teresita del Niño Jesús. Estuvo inscrita, y era una verdadera militante, en varias organizaciones católicas, como el Sindicato Católico Femenino, que presidió desde 1927 hasta su muerte, la Orden Tercera Franciscana, el Apostolado de la Oración, las Marías de los Sagrarios, la Congregación de Hijas de María, y la Vela del Santísimo. En todas las asociaciones esta militante de Acción Católica mostró su temple de verdadera seguidora de Jesucristo. Un trabajo apostólico que llevó adelante en Alcoy con todo celo fue el de catequista en el Patronato de San Mauro. Su apostolado tuvo éxito, logrando el casamiento por Iglesia de numerosas parejas, el bautismo de muchos niños, la recepción de los últimos sacramentos, etc., y fomentó con mucho interés la consagración de las personas y las familias al Sagrado Corazón de Jesús, lo que también promovía en la fábrica en la que trabajaba. Por otro lado, se mantuvo al margen de cualquier partidismo político. Llegada la revolución de 1936 fue arrestada el 23 de septiembre y detenida en el antiguo convento de las Esclavas. El 28 de dicho mes fue llevada a la cárcel del partido judicial. Sacada de la misma el día 1 de octubre, fue llevada a Rotglá y Corbera. Ella, al ver que iban a fusilarla, se encomendó al Corazón de Jesús y perdonó a sus asesinos. Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.