La beata tiene sólo 15 años cuando fallece su padre repentinamente. Esta dolorosa prueba y su salud quebrantada atrasan sus estudios, pero dueña de una viva inteligencia, entrará cinco años más tarde en la Escuela Normal de Québec. De allí egresará titulada en 1862, y comienza a trabajar como maestra con alumnos de Saint-Romuald, Québec, y Sainte-Anne-de-Beaupré. El 3 de abril de 1875, después de la invitación de Monseñor Jean Langevin, Obispo de Rimouski, se une al grupo de señoritas que el propio obispo iba seleccionando con el fin de formar profesoras calificadas para las escuelas de sus parroquias.
El 12 de septiembre del año 1879, con doce de sus compañeras, Elisabeth se consagra al Señor prometiendo castidad, pobreza y obediencia, y adopta el nombre religioso de Marie-Elisabeth. Como Superiora, envía a varias hermanas, de dos en dos, para encargarse de tres parroquias muy pobres: Saint-Gabriel, Saint-Godefroi y Port-Daniel. Luego, abre una escuela independiente en Rimouski para preparar a las novicias para la enseñanza.
Su ternura solícita, así como su confianza inquebrantable no tienen límites, pero sus fuerzas físicas ya se agotan. Madre Marie-Elisabeth descansa en el Señor el 17 de agosto del año 1881.