Catalina Scherer, hija de Carlos y de María Sigrist, agricultores, nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen, en el cantón de Lucerna, en Suiza. A los siete años quedó huérfana de padre, pero fue recogida por parientes hasta los dieciseis años. Su natural predisposición hizo que fuese enviada a estudiar a Lucerna, en lo de unas hermanas dedicadas al cuidado de enfermos del hospital de la ciudad. Allí tuvo que esforzarse por superar su innata repugnancia al contacto de los enfermos, especialmente los que no se bastaban por sí mismos.
Pero los designios de Dios son inescrutables, y durante una peregrinación al santuario de Einsiedeln sintió la llamada a la vida religiosa, y luego tuvo el encuentro decisivo, el 5 de octubre de 1844, con el capuchino Teodosio Fiorentini, fundador de la congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz de Ingenbohl, a las cuales ingresó a fin de ayudarlo a afianzar su obra, por lo cual es considerada cofundadora.
El 27 de octubre de 1845, en la capilla del convento de Wurmsbach, cerca de Zurich, Catalina pronuncia los votos junto a las otras cuatro primeras compañeras de la nueva Congregación, y toma el nombre de María Teresa. El 5 de febrero de 1855 ocurre la imprevista muerte del fundador, padre Teodosio, y de ese modo toda la responsabilidad y preocupación que la fundación reclamaba se concentra sobre ella. En 1857 resulta superiora en la casa madre de Ingenbohl, y se empeñó en poner en práctica la Regla, que decía: «El instituto de Ingenbohl debe ocuparse de la educación e instrucción de los jóvenes, desde la cuna hasta la formación profesional, debe cuidar de los pobres y enfermos, de los indigentes, los huérfanos, de los desventurados de todo género, de los prisioneros.»
Su gran vitalidad dio fama e importancia a la congregación, que fue pronto conocida fuera de las fronteras suizas, y surgieron así obras sociales y asistenciales en toda Europa; a su muerte, ocurrida el 16 de junio de 1888, las casas eran ya 422, con más de 1500 hermanas. Su tumba, que se encuentra en la iglesia de la casa madre, es meta de continua peregrinación, con testimonios de gracias obtenidas por su intercesión. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 29 de octubre de 1995.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.