Narrar la muerte de la beata Pierina Morosini, es parecido a leer y escribir una noticia de la crónica negra muy frecuente en nuestro mundo: un estupro, violento y bestial, que aun no terminado, desencadena la ira del bruto, que mata a golpe de piedra a la víctima predestinada y rebelde. Es el fin que le tocó a la beata, y que no pasaría, como ya se dijo, de un hecho d ela crónica negra, si no fuera la coronación d euna vida por entero dedicada al apostolado, en las filas de la Acción Católica, tan extendida y profundamente sentida en aquel momento.
Nació en Fiobbio, perteneciente a Albino (Bergamo), el 7 de enero de 1931, primera de los nueve hijos de Rocco Morosini y Sara Noris, humildes campesinos. Recibe la primera comunión y la confirmación en su pueblo. Terminada la escuela elemental se inscribió en la escuela de corte y confección, pero ingresó luego como operaria textil en la fábrica Honegger, de Albino, y con su salario mantenía a la familia, dado que su padre era inválido laboralmente. Inscripta en la juventud femenina de la Acción Católica, participó en la ceremonia de beatificación de María Goretti en Roma, el 27 de abril de 1947. Fue éste el único viaje efectuado fuera de la provincia en su vida.
Fue celadora de las obras misionales y del seminario. Cada mañana antes de ir al trabajo recibía la Comunión, y recitaba a la vuelta el Santo Rosario. Y fue recitando el rosario, mientras volvía del trabajo el 4 de abril de 1957 a lo largo de los solitarios caminos del Monte Misma, que se enfrentó con su verdugo. Murió dos días después sin haber recuperado la conciencia, trasladada al hospital por unos familiares que la encontraron en un baño de sangre. Fue reconocida por los propios enfermeros como una nueva María Goretti, y su tumba devino meta de peregrinación, especialmente de gente de la Acción Católica.
El obispo de Bérgamo, Clemente Gaddi, el 6 de enero de 1976, daba comienzo a la causa de beatificación; y el 10 de abril de 1983 las reliquias fueron trasladadas del cementerio de Fiobbio a la iglesia parroquial, y puestas en un sarcófago de mármol blanco. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 4 de octubre de 1987.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.