El día 24 de agosto de 1794 fue llevado a la plaza de Angers y allí fue guillotinado el ejemplar sacerdote Andrés Fardeau. Era natural de Soucelles, donde había nacido en 1761. Ordenado sacerdote, ejerció su ministerio en su pueblo natal, en calidad de vicario. Se negó a prestar el juramento de fidelidad a la constitución civil del clero, por lo que fue detenido, encerrado en la cárcel y juzgado como traidor, y condenado a muerte. El mártir perseveró en la comunión de la Iglesia y ofreció su vida por ello. Fue beatificado el 19 de febrero de 1984 por el papa Juan Pablo II en Roma.