Bertrando nace hacia el año 1260 en la diócesis de Cahors, en la localidad de Saint Geniés. En su juventud marcha a Toulouse donde estudia derecho y se gradúa «in utroque» [es decir, en el derecho canónico y en el civil], pasando a ser profesor de dicha Universidad. Cuando en 1316 llega a papa su paisano Jacques Duése, Juan XXII, se ve favorecido con varias prebendas y es nombrado capellán papal. Participa en la causa de canonización de santo Tomás de Aquino y en 1321 es nombrado deán de Angulema. Cumple varias misiones por encargo de la Santa Sede, hasta que el 4 de julio de 1334 es nombrado por el papa patriarca de Aquileya. Tenía ya entonces unos setenta y cuatro años y pese a su ancianidad se dispuso a ser un buen patriarca, afrontando tanto el ministerio pastoral de su patriarcado como el gobierno de los territorios en que el patriarca era señor temporal.
Hizo frente a numerosas actitudes hostiles, sin por ello dejar de preocuparse por el progreso material de sus súbditos, procurando el incremento de la agricultura, de la industria y del comercio, así como la extensión de la escolarización. Convocó varios sínodos diocesanos y un concilio de su provincia eclesiástica, fomentó los monasterios e institutos religiosos, así masculinos como femeninos. Se negó a practicar el nepotismo y vivió con austeridad y modestia, dando ejemplo de persona de oración y de vida interior, procurando la moralidad pública y las buenas costumbres. Tenía voluntad de diálogo y prefería componer las diferencias por caminos de paz, aunque se vio obligado a tomar las armas, pero personalmente no combatía, sino que oraba mientras sus hombres combatían. Iba camino de Udine, y estaba a varias millas de Spilimbergo cuando fue asaltado por sus enemigos que pudieron con su escolta y asesinaron al patriarca. Era el 6 de junio de 1350.
Tenido por mártir, recibió culto popular, que aunque no ha sido confirmado por la Santa Sede, sí ha recibido refrendos autorizados, como la permisión de Clemente XIII de que se rezase en las diócesis de Udine y Gorizia su oficio como de confesor pontífice, con título de beato, o la inclusión en la última edición del Martirologio Romano.