La vida del beato Benvenuto de Recanati es poco pintoresca. Nació en Recanati, pueblecito de las montañas de la Marca de Ancona, a cierta distancia de Loreto, e ingresó en el convento de los franciscanos conventuales de su pueblo natal. Se distinguió sobre todo por su piedad y humildad, que le hacía buscar siempre los más bajos oficios. Con frecuencia era arrebatado en éxtasis después de la comunión; en tales casos perdía toda sensibilidad corporal. En una ocasión, al volver en sí de un arrobamiento, el hermano Benvenuto cayó en la cuenta de que se le había pasado la hora de preparar la comida de sus hermanos; pero al entrar en la cocina vio con sorpresa que los ángeles le habían suplido en el trabajo. Los comensales declararon ese día que jamás habían comido mejor. Entre otras gracias sobrenaturales, el hermano Benvenuto tuvo la dicha de tener en sus brazos al Niño Jesús, según se cuenta. Su muerte ocurrió el 5 de mayo de 1289. Pío VI, en 1796, confirmó el culto de este santo hermano lego.
En el artículo que consagra al beato el P. Léon, Auréole Séraphique (trad. ingl.), vol. II, pp. 175-176, hace notar que los cronistas de la orden consignaron muy pocos detalles de su vida. La revisión de las crónicas de Mazzara y Marcos de Lisboa confirma esta afirmación.