Había nacido en Gandía, Valencia, el 1 de noviembre de 1894 en el seno de una familia cristiana y numerosa. Ya en su adolescencia se inscribió como congregante mariano en la iglesia de los PP. Jesuitas, y tomó parte en sus actividades. Llegado a la juventud se coloca como sacristán en la colegiata y entra también al servicio de un canónigo de la misma. Persona muy piadosa, recibía diariamente la sagrada comunión y tenía una gran devoción a la Virgen María. En octubre de 1923 contrajo matrimonio con María Rosa Tarazona Ribarrocha; el matrimonio no tuvo hijos. Cuando el panorama político de España se llenó de nubarrones, al término de unos ejercicios espirituales, se ofreció al Corazón de Jesús como víctima por la salvación de España. Era persona muy caritativa y de sus haberes daba cuantas limosnas podía. Cuando las religiosas tuvieron que dejar sus conventos, alojó en su casa a algunas de ellas. Su dolor fue enorme cuando vio que la colegiata era pasto de las llamas por obra de los revolucionarios. Se escondió en casa de su madre, donde ésta lo vio dedicado a la oración y con gran entereza. Tras tres registros inútiles en casa de su madre, cuando los milicianos realizaban el cuarto, se presentó él mismo y lo arrestaron el 6 de agosto de 1936. Llevado en un coche hasta un lugar llamado La Pedrera, lo maltrataron y luego le dispararon hasta matarlo. Antes de morir exclamó: «Viva Cristo Rey». Su cadáver estuvo tres días insepulto. Avisado el comité, se le echaron diecinueve litros de gasolina y se le prendió fuego pero no se quemó del todo. Sus restos reposan en el «panteón de los mártires», de Gandía. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.