Las biografías de Egidio (o Gil) cuentan que nació hacia 1443 en Lorenzana, en el antiguo reino de Nápoles. Sus padres eran piadosos cristianos de clase humilde, y no se opusieron a las prácticas religiosas que Gil adoptó desde muy joven, Sobre todo cuando comenzó a estar bajo la influencia de los franciscanos, quienes habían fundada un convento en Lorenzana. Gil determinó servir a Dios en la soledad y se instaló en las proximidades de un pequeño santuario de la Virgen. Allí pasaba la mayor parte de su tiempo absorto en oración, acompañado por los pájaros y las fieras. Pero la noticia de los milagros que se le atribuían, empezó a atraerle visitantes. Forzado así a buscar refugio en otra parte, Gil entró al seervicio de un agricultor de los alrededores de Lorenzana. De este período de su vida se cuenta que, aunque Gil pasaba la mayor parte del tiempo en la iglesia, su trabajo, por especial favor de Dios, no sufría menoscabo alguno.
Ingresó más tarde como hermano lego en la orden franciscana. Habiéndosele confiado el cuidado del jardín, Gil se construyó en él una especie de cabaña que le servía de ermita. Seguía siendo amigo de los pájaros y de todas las criaturas de Dios, y sus curaciones milagrosas, su oración extática y su don de profecía, le valieron gran fama. Se dice que con frecuencia se elevaba del suelo mientras oraba, y que sufrió ataques corporales del demonio. Murió el 10 de enero de 1518. La afirmación de que seis años después de su muerte su cuerpo fue encontrado incorrupto, de rodillas, con el rosario en la mano y el rostro vuelto hacia el Santísimo Sacramento, carece de fundamento histórico suficiente. Su culto fue confirmado en 1880.
Ver Léon, Aureole Séraphique, 10 de enero; Antonio da Vicenza, Vita e miraeoli del B. Egidio (1880).