El Beato Padre Paolo Manna, nace en Avellino (Italia) el 16 de Enero de 1872.
Entra en los Salvatorianos en 1887 donde permaneció sólo algunos años. No era este, en efecto, su camino. Este se le abrió seguro y luminoso tras la lectura de revistas misioneras que le fascinaron irresistiblemente. Deja la Congregación en 1891. Paolo comprendió inmediatamente que esa era su auténtica vocación: sería misionero. Sin tardanza escribe al Seminario de donde procedían las revistas.
El 14 de agosto de 1891 es aceptado definitivamente, a la edad de 19 años, en el Seminario de Misiones Extranjeras de Milán (actual PIME), donde encuentra finalmente su ambiente. El Seminario nació en Italia en 1850 para preparar a sacerdotes italianos para las misiones. Recibe su ordenación sacerdotal el 19 de mayo de 1894 con sólo 22 años, y fue enviado en 1895 a Birmania oriental (Asia) donde trabaja durante 8 años entre los indígenas de la tribu Ghekku y donde funda la misión de Mombló.
Se hizo célebre por sus conocimientos lingüísticos y por sus métodos de inculturación. Declaraba que no quería predicar allí como lo hacía en Europa:
«Me dirigiré a mis ovejas en su propia lengua, respetaré sus tradiciones, integraré sus locuciones y sus maneras de pensar en mi trabajo de evangelización.»
En 1901 regresa a Italia aquejado por su precaria salud, a reponerse, así lo hace por tres veces, hasta que en 1909 se queda definitivamente en Italia, pero no fue un misionero frustrado, se dedica entonces a promover la sensibilización y concientización misionera de los cristianos de su propio país. Fue un animador excepcional gracias a su pluma. Durante 40 años y hasta su muerte cumplió su vocación y su misión de escritor y periodista. De él se dice que era «apóstol de la pluma»
En 1909 publica su primer libro en el que revela su temperamento de fuego. En 1924 fue nombrado Superior General de su Instituto Misionero que se fusionará con el Instituto Misionero de Roma. Y estos fueron los comienzos del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) cuyo primer Superior General fue é mismo. En 1927 emprende un largo viaje de 14 meses que lo llevó a visitar sus misioneros por Asia, América y otras misiones.
Escribió sus impresiones y señala los problemas urgentes de la Iglesia misionera, se adelantó al Vaticano II ya que lo expresado con claridad se encuentran hoy en los documentos:
-AD GENTES sobre la actividad misionera de la Iglesia,
-UNITATIS REDINTEGRATIO sobre el ecumenismo
-y NOSTRA AETATE sobre la actitud de la Iglesia ante las religiones no cristianas.
La creación de un Secretariado para fomentar la Unión entre cristianos y no cristianos fue la coronación de las esperanzas expresadas por el Padre Manna en 1941. Pero su mayor mérito sigue siendo la Fundación de la Unión Misional del Clero, hoy Pontificia Unión Misional, con la ayuda del hoy Beato Mons. Guido María Conforti, Obispo de Parma y fundador del Instituto Misionero Javeriano.
La Obra del Padre Paolo Manna, la Pontificia Unión Misional, fue aprobada por el Papa Benedicto XV el 31 de octubre de 1916, y del Padre Paolo dijo SS el Papa Pablo VI: «su nombre debería figurar con letras de oro en los anales de la misión.»