Thomas Bullaker (también llamado Juan Bautista) nació en Chichester, hacia el año 1604. Era el único hijo de un tan piadoso como buen médico de Chichester. Sus padres eran católicos fervientes, y, siguiendo su ejemplo, Bullaker creció en los caminos de la inocencia y la piedad. A temprana edad fue enviado al Colegio Inglés en St-Omer, y desde allí se trasladó a Valladolid, en España, para completar sus estudios. Convencido de su vocación a la Orden Franciscana, previa una muy inquieta deliberación, recibió el hábito en Abrojo, y unos años después, en 1628, fue ordenado sacerdote. Habiendo salido de España para trabajar en la misión inglesa, desembarcó en Plymouth, pero fue detenido inmediatamente y puesto en prisión. Liberado luego de dos semanas del inmundo calabozo donde había sufrido las dificultades más adversas, Bullaker -por orden del Padre Tomás de San Francisco, Provincial en Inglaterra- trabajó durante casi doce años, con mucho celo y devoción, entre los católicos pobres de Londres.
El 11 de septiembre de 1642, fue capturado mientras celebraba el Santo Sacrificio en la casa de una benefactora piadosa. Él mismo ha dejado un relato parcial y conmovedor de su detención y juicio. Fue condenado a ser arrastrado hasta Tyburn y allí ahorcado, descuartizado vivo, y decapitado; lo que se realizó el 12 de octubre del mismo año, 1642. Se cuenta que cuando iba a salir de la cárcel se encontró con el beato Arthur Bell, religioso de su propia orden, que le dijo: «Hermano, he profesaba antes de ti, ¿por qué tienes prioridad?» A lo que Bullaker respondió: «Es la voluntad de Dios, pero tú me seguirás». Bell recordó las palabras proféticas del piadoso Bullaker cuando su propio día del martirio estaba cerca. Bullaker fue beatificado el 22 de noviembre de 1987.
Traducido para ETF -con los oportunos cambios- del artículo «Ven. Thomas Bullaker» de Stephen Donovan en Catholic Encyclopedia (1908).