Este grupo de religiosos lasallanos (Hermanos de las Escuelas Cristianas) sufrieron el martirio a lo largo de varios días (ver 8 y 13 de septiembre), y fueron beatificados el 10 de octubre de 1993 junto con los dos obispos de Almería y Guadix celebrados ayer.
El beato Edmigio Primo Rodríguez se llamaba Isidoro. Había nacido en Adalia, en Valladolid, el 4 de abril de 1881. Estuvo como huérfano en el centro de La Santa Espina, en los montes Torozos. Ingresó en la casa de formación de Bujedo, cerca de Burgos, en 1898. En los centros en que enseñó se hizo querer profundamente por su carácter dulce, bondadoso y el interés por los alumnos. Trabajó en Santander, en Madrid, en Melilla. Llevaba tres años en Almería y se había ganado el corazón de todos. Tenía 55 años al morir.
El beato Amalio Zariquiegui Mendoza se llamaba, en el siglo, Justo. Había nacido el 6 de agosto de 1886 en Salinas de Oro, Navarra. Ingresó en Bujedo en 1901. Al terminar la formación enseñó en tres localidades de Santander y luego en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, en Jerez, en Madrid y desde 1930 en Almería. Quería a los escolares con delirio. Se preocupaba de manera especial por los más necesitados. Tenía al morir 50 años.
El Beato Valerio Bernardo Herrero Martínez tenía por nombre Marciano. Nació en Porquera de los Infantes, Palencia, el 11 de 1909. Se formó en Bujedo desde 1923 y luego en Griñón, cerca de Madrid. Había ejercido el apostolado educador en Jerez, en Sanlúcar de Barrameda y desde 1933 en Almería. Era serio, muy responsable, buen profesor. Tenía 27 años al morir.