En el capítulo XII de su «Memoriale sanctorum», san Eulogio de Córdoba cuenta de «un cierto presbítero Abundio», que era originario de un pueblo de las montañas de Córdoba, Ananellos (actualmente Hornachuelos), y que a la vez ejercía allí de párroco. A diferencia de otros mártires espontáneos que el mismo Eulogio menciona, Abundio no se presentó por sí sólo al Cadí para contradecir la fe de Mahoma, sino que fue llevado ante él con engaños. Pero, reflexiona el mismo Eulogio, puesto que Abundio estaba llamado al martirio, no desaprovecha la oportunidad que este hecho le brinda, y una vez ante el Cadí confiesa abiertamente la fe cristiana y la falsedad de la fe del Profeta. Y es decapitado inmediatamente. Su cuerpo, según la práctica de esos martirios, es abandonado para ser devorado por los perros.
Debe tenerse presente que Eulogio no sólo no censura, antes bien, alaba en sus relatos a aquellos mártires que se presentan espontáneamente al martirio. La noticia es breve, pero no hay más que ella. Puede leerse en su redacción original latina, en línea, en la edición facsimilar del ejemplar de 1574 conservado en la Biblioteca de la Universidad de Granada, pág. 80 (de la paginación digital, que corresponde al par 70-71 de la numeración impresa).