En la ciudad croata de Split o Spalato, la antigua Salona en la costa dálmata, se celebra como su patrono a este mártir, cuya existencia histórica y culto antiguo están fuera de toda duda, aunque las «actas» posiblemente mezclan retazos históricos con leyenda. Según éstas Anastasio nació en Aquilea, de una noble y acaudalada familia, pero al recordar las palabras del Apóstol a los tesalonicenses, que decían: «os exhortamos, hermanos, ... a que ambicionéis vivir en tranquilidad, ocupándoos en vuestros asuntos, y trabajando con vuestras manos, como os lo tenemos ordenado, a fin de que viváis dignamente ante los de fuera, y no necesitéis de nadie» (1Tes 4,10-12), aprendió el oficio de batanero y lo practicó en Salona.
Durante la persecución de Diocleciano, no hizo el menor intento de ocultar su fe, sino que, por el contrario, pintó una gran cruz sobre su puerta. Naturalmente, no tardó en ser detenido y llevado ante el gobernador. Permaneció sereno y firme en sus convicciones, por lo que fue arrojado al mar con una piedra atada al cuello. Asclepia, una matrona de la ciudad, prometió dar la libertad a todos sus esclavos si recuperaban el cuerpo del mártir. Los esclavos lo encontraron casualmente en la choza de unos negros que lo habían recogido del mar. Los moradores de la choza no querían entregar el cadáver y los esclavos los asustaron diciéndoles que iban a acusarles de haber matado al hombre blanco, y así recuperaron el cuerpo y lo llevaron en triunfo a la casa de su ama. Asclepia le dio sepultura honorable en su jardín que, más tarde, se convirtió en un cementerio cristiano, con su basílica.
La fecha de la celebración ha fluctuado a lo largo de la historia, porque si bien en el Martirologio Jeronimiano aparece claramente inscripta el 26 de agosto, el Martirologio Romano antiguo lo inscribía, sin razones de peso, el 7 de septiembre; según parece, se trató solamente de una confusión entre el «VII Kalendas septembris» (es decir, 26 de agosto), y el «VII Idus septembris» (es decir, 7 de septiembre). El papa Juan IV (640-42) hizo transportar a Roma las reliquias del mártir, junto con otras de santos dálmatas, y las depositó en la capilla de San Venancio, en el bautisterio lateranense, donde el mártir está representado en un mosaico.
Puede verse Acta Sanctorum, septiembre, vol III y Delehaye, Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 467-468, 492 y las referencias finales. Artículo del Butler-Guinea del 7 de septiembre, modificado a tenor de la redacción actual del Martirologio; la referencia a las reliquias proviene de la Enciclopedia dei santi.
Imagen: altar de san Anastasio, en la catedral de Split.