Pero Andrés era también muy simple y crédulo, y vinieron de palacio unos funcionarios con cartas que afirmaban que en la corte ya había pasado el furor anticristiano, y que sólo deseaban que el obispo se presentara, para pedirle el bautismo, pero no lo conseguían encontrar. Era un ardid demasiado simple, pero dos neófitos se lo creyeron, y pusieron a los emisarios en contacto con Andrés, quien sin quererlo delató al obispo.
Dos veces fue Andrés prendido por cristiano, y dos veces soltado, considerándolo demasiado simple, sin embargo a la tercera, a fines de 1839, no le valieron ni su simplicidad ni el dudoso "mérito" del servicio involuntario que había prestado al gobierno. Fue torturado durante cinco meses en la prisión, pero su fe mostró una fortaleza inquebrantable, y no consiguieron la apostasía. Roto por los tormentos y cubierto todo su cuerpo de cientos de heridas, terminó por ser estrangulado en Seúl el 23 de enero de 1840.
La base para las noticias de la vida de estos santos es la "L'Histoire de l'Eglise de Corée" (1874), en dos volúmenes, de Charles Dallet. En este caso el martirio está contado en la página 231 del volumen II; en la página 166 puede verse la historia de la involuntaria delación, con reproducción de la supuesta carta de palacio.