San Antonio Cauleas nació cerca de Constantinopla, en un lugar donde sus padres se habían retirado por temor a la persecución iconoclasta. Después de que su madre murió, Antonio, de sólo doce años, entró en un monasterio en la capital del imperio bizantino, del que pronto se convirtió en abad bajo el nombre de «Antonio II Cauleas» (al haber sido precedido por Antonio I Cassimatas, 821-837). El padre de Antonio entró más tarde también él al monasterio, y recibió el hábito religioso directamente de manos de su hijo.
En esa época la Iglesia de Oriente vivía en un estado de gran confusión, después de que el emperador había expulsado al legítimo Patriarca de Constantinopla, san Ignacio y en el 867 había impuesto en el solio episcopal al célebre Focio. Incluso éste, sin embargo, se vio obligado a dejar la silla patriarcal en 886, probablemente impulsado por el nuevo emperador León VI, que quería establecer a su propio hermano Esteban. Focio no ofreció resistencia y se retiró a un monasterio, mientras que los seguidores de Ignacio no reconocieron la legitimidad de la elección de Esteban, ordenado diácono por Focio. En este contexto, a la muerte de Esteban en 893 Antonio fue elegido Patriarca de Constantinopla. Su trabajo se caracterizó inmediatamente por los múltiples esfuerzos para pacificar a las dos facciones, consiguiendo finalmente convencer al Metropolitano Stiliano Mapas, jefe de los ignacianos, para poner fin al cisma. Un punto a favor de Antonio fue el haber sido ordenado en tiempos no sospechosos, y por lo tanto la indiscutible validez de su ministerio, cosa que no había ocurrido con su su inmediato predecesor, Esteban.
No queda históricamente claro si la intervención del obispo de Roma fue necesaria para resolver la controversia, o si Roma sancionó en un segundo momento la solución ya alcanzada por Antonio. El hecho es que tanto la iglesia de Roma como la de Constantinopla reconocieron a «Ignacio, Focio, Esteban y Antonio» como una auténtica y válida sucesión de patriarcas en la sede bizantina. La paz se concluyó oficialmente en 899 y Anthonio murió poco después, quizás alrededor del 901.
Además de este particular rol en la historia universal de la Iglesia que hemos descrito, poco se conoce de otra información sobre la vida de Antonio, pero sus contemporáneos nos han transmitido sobre su espíritu de mortificación, de oración y de penitencia. Fundó un magnífico monasterio donde quiso ser enterrado, que más tarde, en su honor, se llamó «Tou koulea, o tou kyr Antoniou». El Martirologio Romano conmemora a san Antonio Cauleas como consolidador de la paz y la unidad de la Iglesia.
Traducido para ETF de un artículo de Fabio Arduino.
«Kauleas» es, en griego, la empuñadura de la espada, pero no se menciona en las hagiografías que consulté el origen de este apelativo, quizás llegó a nosotros el nombre, pero no el motivo.