Nace en Dieppe, Francia, el año 1601. Veinte años más tarde es admitido en la Compañía de Jesús en Ruán, y luego de haber hecho el noviciado, la profesión religiosa y los estudios correspondientes, en 1630 es ordenado sacerdote. Se ofrece para la misión entre los hurones, en Canadá, a donde llega en 1632. Allí trabaja apostólicamente con gran celo a lo largo de muchos años, siendo su especial carisma la catequesis a los niños, a miles de los cuales llevó al conocimiento de Cristo en sus años de actividad misionera.
A finales de junio de 1648 fue a la misión central de los hurones, llamada Santa María, a hacer sus ejercicios espirituales, y el día 3 de julio volvió a su puesto habitual, que era la misión de San José. A la mañana siguiente dijo temprano la santa misa, a la que acudieron muchos fieles, y al terminar se oyeron gritos de guerra. Eran los iroqueses. El P. Daniel se quitó los ornamentos y salió fuera. Vio que se producía una matanza y tomando agua bautizó por aspersión a los grupos de catecúmenos que estaban siendo atacados. Volvió a la capilla y señaló a los allí presentes el mejor camino para huir. Y para que la atención se dirigiera a él y los demás pudieran escapar, salió fuera de nuevo llevando una cruz. Una nube de flechas descargó sobre él, pero se mantuvo en pie hasta que lo derribó un tiro de arcabuz. Posteriormente su cadáver fue quemado. Su memoria, como la de los demás mártires de Canadá, se celebra el 19 de octubre, en el grupo de los santos Juan de Brébeuf e Isaac Jogues.