Es el 41º obispo de Milán, y vivió entre el final del siglo VII el inicio del VIII. A Benito se le atribuye la construcción de una iglesia en honor de San Benito (junto con un monasterio benedictino), en la zona de Porta Nuova, y el epitafio en honor de Caedwuala, rey de Wessex (Inglaterra), catequizado por él mismo y acompañado a Roma, donde fue bautizado por el Papa Sergio I el sábado santo del 689, y donde el rey murió el 20 abril del mismo año.
Pablo Diácono cuenta que Benito, definido por él como «un hombre de particular santidad, cuya buena fama se difundió por toda Italia», viajó de nuevo a Roma en el 707 para defender sus derechos de consagrar al obispo de Pavía, que venía siendo ordenado por Roma; aunque el papa habría rechazado su requerimiento, ya que hacía tiempo que el obispo de Pavía dependía de la Santa Sede.
El autor anónimo de unas rimas tituladas «Versus de Mediolano civitate» (Versos de la ciudad de Milán), que aparecen en los primeros decenios del siglo VIII, lo recuerda entre los santos y grandes obispos milaneses y dice que fue sepultado en la basílica de San Ambrosio. Su episcopado habrá sido larguísimo: de cerca de 47 años. En los antiguos catálogos su memoria estaba inscrita el 11 marzo, aunque en algunos más recientes aparece el 9 o el 10. En 1623, por disposición del cardenal Borromeo, el rito ambrosíano transfirió la fiesta al 6 septiembre, para evitar que cayera siempre en Cuaresma, tiempo en el cual en la liturgia ambrosiana no se celebran santos; el Martirologio Romano, en cambio, ha conservado la fecha tradicional del 11 de marzo.
Benito, junto con otros santos, es invocado como protector de los que estaban empeñados en algún proceso judicial, ya sea como actuantes y acusadores o como reos.
Traducido para el ETF de un artículo de Antonio Rimoldi en Enciclopedia dei santi.