San Donaciano de Reims es posiblemente más conocido por las obras de arte donde se lo retrata, que por su vida, de la que sólo sabemos que fue el séptimo obispo de Reims, una ciudad de la Francia septentrional que vio unas pocas décadas después el bautismo del rey Clodoveo y el inicio de la conversión al cristianismo de los francos. Donaciano vivió y fue obispo en el siglo IV, y su episcopado debió haber sido memorable, porque siempre es retratado con vestidura solemne, mitra, y báculo pastoral; murió en el 389.
Curiosamente, más que de su vida, se sabe algo de sus reliquias, que en el siglo IX fueron entregadas a san Anscario de Corbie, llevadas luego a Thouront, y en el 863 trasladadas a Brujas, en ese momento capital del Condado de Flandes (actual Bélgica). En esa ciudad floreció un culto generalizado del santo obispo de la Galia, hasta el punto de que incluso hoy la catedral y la diócesis de Brujas, están puestas bajo el nombre de san Donaciano.
La iconoclastia de la Revolución Francesa llegó también aquí, y en el 1799 fue destruida la catedral. En 1806 las reliquias fueron colocadas en un nuevo relicario. El culto del santo es particularmente sentido en Flandes, especialmente en Brujas, por lo que naturalmente la iconografía se ha producido sobre todo en esta ciudad, donde se desarrolló la «Escuela de Brujas», que dio comienzo al gran arte flamenco del siglo XV.
San Donaciano, junto con la Virgen entronizada con el Niño y San Jorge que presenta ante la Virgen al canónigo Van der Pael, son representados en la gran obra maestra del pintor flamenco Jan van Eyck, pintura que se conserva en el Museo Municipal de Bellas Artes de Brujas. En ésta, como en otras del santo obispo, además de los atributos propios de su dignidad episcopal, lleva en su mano una rueda con cinco velas encendidas en memoria de un prodigio que ocurrió con su cuerpo en el río. San Donaciano es especialmente invocado contra las inundaciones y los desastres causados por el agua.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.