Del santo venerado bajo este título no ha quedado de vestigio seguro más que el nombre y la localización; y tan cierto es esto, que ni siquiera es posible saber si se trata de un varón o de una mujer, aunque como se puede ver, el Martirologio Romano actual en buena lógica -como veremos luego- lo inscribe como varón. La historia de esta inscripción (ya que no tenemos historia del mártir) es un buen ejemplo de los peligros de dejar demasiado suelta a "la loca de la casa", como llamaba a la imaginación santa Teresa. Comencemos por el principio:
Hubo un mártir en Nicomedia llamado con el muy común nombre griego de "Doulas", nombre de varón, perfectamente atestiguado, y que se relaciona con la palabra griega "doulos", que significa "siervo", pero que no implica que el mártir fuera siervo, ni mucho menos. El buen hombre sólo se llamaba Doulas (como se podría haber llamado Juan) y murió mártir. En la primera antigüedad cristiana no se interesaban demasiado por las historias de santidad, pero eran muy minuciosos en llevar un registro de los nombres y lugares donde se enterraban los mártires, cuyas tumbas devinieron en seguida centros de celebración y veneración. Así es como nos llegaron centenares de nombres de mártires con su respectivo lugar de martirio, o al menos de enterramiento, y alguna que otra vez asociado a una pequeña mención anecdótica del tipo de martirio, o alguna otra circunstancia destacada. De ese tipo de material se nutrieron los primeros listados que conocemos, que eran locales (como la "depositio martyrum" de los mártires romanos, documento del siglo III de gran valor).
Más adelante comenzaron a surgir las listas más desarrolladas, con mártires de distintas procedencias, y más completos, en lo posible; esos listados ya contienen (como el Romano actual) un "elogio" del santo, es decir, una breve historia o las características propias, etc, así como una ubicación más precisa en el tiempo. Nacen así los "martirologios históricos", del que el primer ejemplo es el llamado "Jeronimiano", del siglo VI. Precisamente en tres copias del Jeronimiano -nos cuenta Acta Sanctorum- figura "En Nicomedia, nacimiento de Dulas" (nacimiento, en el lenguaje de los martirologios quiere decir "nacimiento en el cielo", es decir, fallecimiento, generalmente martirio). Aquí comienza la primer confusión de género del pobre Dulas: el nombre griego era masculino con forma femenina, así que por analogía se lo inscribió en latín con la declinación usada para los femeninos: "Dulae", es decir, "de Dulas".
Pero algún copista del Jeronimiano, consideró que una noticia tan escueta era demasiado poco, así que se ocupó de aclarar lo que la palabra quiere decir en griego, y puso: "In Nicomedia, natalis Dulae ancillae", es decir: "En Nicomedia nacimiento de Dulas esclava". "Esclava" es simplemente la traducción de "Dulas", pero los siguientes no parecieron entender que se trataba de la traducción del nombre, así que consideraron que "esclava" era su condición. Para mayor confusión, alguien puso la palabra "militis", que puede querer decir que Dulas era soldado, pero como estaba al lado de la palabra "ancillae", se comenzó a entender que significaba "esclava de un soldado". Ese fue el pistoletazo de salida para la disparada imaginación de los hagiógrafos, que fueron añadiendo invento tras invento a esa esclavitud, y así nos encontramos con que Dulas, la esclava, tuvo que luchar por su virginidad hasta llegar al martirio... hay varias etapas de redacción del elogio, la última es la de Pedro De Natalibus, poco después del 1600, quien en su Martirologio dice: "Dula, virgen y mártir que padeció en la ciudad de Nicomedia. Fue una esclava de cierto soldado pagano: cuándo él quiso conocerla [eufemismo por tener relaciones sexuales] ella lo rechazó diciendo que las leyes cristianas prohibían el adulterio, y como oyese su dueño que era cristiana, él mismo la mató por su fe."
Puede parecer que Pedro De Natalibus se excedió en su invento de la historia, sin embargo sólo se limitó a dar un poco de lógica a un galimatías verbal que a esa altura resultaba indiscernible. El Martirologio actual ha optado -al igual que hace en otros casos de extremada confusión- por retrotraerse al dato primigenio, aun a riesgo de perder historias preciosas, pero carentes de un auténtico fundamento.
En Acta Sanctorum, marzo, tomo III, pág. 554, se encontrarán, en una muy breve noticia, las diferentes redacciones del elogio. En algunos sitios actuales se sigue indicando a Dulas como mujer.