Lo que tenemos sobre san Fidel es muy poco, aunque verdaderamente antiguo: el culto está atestiguado fehacientemente ya desde el siglo VI por Enodio, que conoció la tumba de san Fidel, y al narrar la vida de san Vicente de Lerins, recuerda que su primer refugio fue junto a la tumba de San Fidel, donde, añade, «el Lario depone la amenaza de su blancos arietes, cuando la tierra le opone el duro freno de las costas». Este detalle hizo pensar en una sepultura al borde de un extremo del lago, efectivamente estrecho y tempestuoso; sin embargo la tumba se ubica tradicionalmente en Samolaco, lugar de su martirio, que queda en otro extremo del lago, extenso y de irregular trazado. Se han encontrado, además, cerca del lago, los restos de una basílica, y la tradición posterior inidica que la actual iglesia de Santa Eufemia en Como albergó los restos del mártir, hasta que san Carlos Borromeo, en el siglo XVI, los traslado a la iglesia de San Fidel, en el centro de Milán, que perdura hasta la actualidad. Todo esto basta para asegurar la existencia del personaje y su culto genuinamente antiguo, así como la persistencia del mismo en Como, hasta nuestros días.
Pero nada puede decirse ni de su personalidad, ni de su historia, ni de los hechos ligados a su martirio. Las leyendas, muy posteriores y carentes de valor, afirman que durante la persecución de Maximiano, un oficial llamado Fidel fue a visitar y servir a los cristianos que estaban prisioneros en Milán. Fidel ayudó a escapar a cinco de los cristianos y partió con ellos y dos soldados, llamados Carpóforo y Exanto, con la intención de cruzar los Alpes. Los fugitivos fueron capturados en Como, y sólo Fidel consiguió escapar con vida. Pero los perseguidores le siguieron en una barca y le tomaron prisionero en Samolaco, del otro lado del lago. Inmediatamente, le azotaron y le dacapitaron. Otra versión refiere que Fidel, Carpóforo y Exanto eran soldados cristianos. Cuando estalló la persecución, abandonaron las armas y huyeron a Como, donde fueron arrestados y ejecutados.
El texto de las actas, relativamente sobrio, puede verse en Acta Sanctorum, vol. XII; está tomado de un manuscrito del siglo XIV. Artículo resumido a partir de las breves noticias del Butler y Santi e Beati. La imagen representa al santo en el grupo con el que se lo veneraba antiguamente, sigueindo una de las leyendas, con los también soldados Graciano, Felino y Carpóforo.