La leyenda riminense en torno a san Gaudencio dice que nació en Éfeso, en Asia Menor, a fines del siglo III. Al llegar a Roma fue bautizado, después fue ordenado sacerdote y consagrado obispo. Enviado a Rimini como pastor, combatió vigorosamente los residuos de paganismo y la herejía. En el año 359 asistió al Concilio de Rímini, en poder del emperador Constancio II, arriano; cuando ya las posiciones arrianas se alzaban con la victoria, Gaudencio, junto con otros diecisiete obispos, abandonó el Concilio y se retiró a un pequeña aldea cercana, que después de este hecho fue llamada La Católica.
De vuelta en Rimini, atacó abiertamente las posiciones arrianas. Fue detenido por orden del emperador Constancio, pero fue arrebatado de las manos de los jueces y linchado por los seguidores de Arrio, el 14 de octubre del 360. Durante su episcopado fue ordenado diácono Marino, el santo fundador de la vecina República de San Marino. San Gaudencio -cuyo culto es muy antiguo- es el patrono de Rímini.
Debe notarse que, aunque no hay razón para dudar de los rasgos esenciales de la historia, no es posible afirmar con certeza que haya sido mártir, y de hecho el Martirologio actual no lo inscribe como tal.
Basado en un artículo de Carlos Ennio Morri en Santi e beati.