Las puertas de Nantes fueron abiertas al invasor normando, pueblo pagano y feroz, por Lamberto, un traidor del lugar, que condujo a los invasores a la ciudad, para el pillaje y la captura de vencidos. La iglesia catedral de Nantes se convirtió en ese momento, en 1843, en el refugio natural de la población, que llenaba el templo. El 24 de junio el obispo celebraba misa cuando, en el momento de cantar «elevemos el corazón», los normandos irrumpieron allí, y masacraron al pueblo, al clero y al propio obispo Godoardo.
El santo obispo -a quien un escritor de su época llama «hombre inocente y lleno de piedad»- gobernaba la sede posiblemente desde el 837, cuando aparece mencionado por primera vez en un documento contemporáneo. Su cuerpo muerto fue rescatado por algunos cristianos piadosos y trasladado a Angers, donde estuvo escondido hasta 1523 en la Colegiata de San Pedro, año en que las reliquias fueron solemnemente reconocidas, y se halló una placa de plomo con la inscripción: «Humilis Gohardus Nannetensium Pater et Martyr» (Humilde Gohardo, padre y mártir de los nanteses). Por desgracia estas reliquias no sobrevivieron al furor revolucionario del siglo XVIII.
Su nombre aparece escrito con muchísimas variantes: Gunhardo, Gohardo, Guthardo, Guntbardo, Cohardo, y varias formas más. Se da por entendido que en la celebración del santo obispo se conmemora también toda la gesta martirial anónima de esta ciudad en esa ocasión.
Ver Acta Sanctorum, junio VI (apéndice al tomo V, día 25) pág. 244ss; Duchesne, «Fastes Episcopaux», II, pág. 369; Guerin, «Petits Bollandistes», VII, pág. 362. Cuadro: Martirio de San Gohardo, de Édouard Jolin, 1852m en la catedral de Nantes.