Este santo tonquinés nace en Dong-Chuoi el año 1765 y se cría en la misión católica de su pueblo. Se cualifica luego como catequista y finalmente es ordenado sacerdote en 1798. Su ministerio iba a ser muy breve, de sólo cuatro meses, ya que en agosto de ese mismo año era arrestado. Inicialmente huyó a las montañas cuando supo que lo buscaban, pero luego volvió, pensando que su sitio estaba entre sus feligreses. Al entrar en la casa no lo encontraron los soldados, pero empezaron a maltratar a la familia y entonces Juan, para impedir este maltrato, salió de su escondite. Cargado con cadenas y con la canga al cuello compareció ante el tribunal y se le conminó en vano a que pisara la cruz. Custodiado por soldados cuyo capitán era cristiano, era dejado libre de día y encerrado solamente por la noche, lo que aprovechaba para animar a los demás presos cristianos a perseverar. Pudo visitarlo un sacerdote y darle la absolución sacramental. Llevado de nuevo al tribunal el 25 de octubre, fue condenado a muerte, y en las inmediaciones de Trinh-Ha, se dispuso su ejecución. Permitió el mandarín que los cristianos asistiesen a su muerte y lo saludasen por última vez. Los cristianos colocaron bajo él una estera. El mártir se sentó en ella, cruzó los brazos sobre el pecho y se puso en oración, y entonces fue decapitado. Era el 28 de octubre de 1798. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.