Juan nació en Dukla cerca de los montes Cárpatos en Polonia hacia 1414. De joven ingresó en la Orden de los Hermanos Menores. Ordenado sacerdote se distinguió por su celo y prudencia, tanto que mereció ser colocado en puestos de responsabilidad. Fue varias veces guardián y superior en Krosno y luego en Leópoli, donde también fue custodio de todos los conventos de aquella provincia, particularmente importante dada la vecindad con los territorios ortodoxos y dado el carácter misionero de estos conventos.
En aquellos tiempos los franciscanos polacos estaban unidos con los checos en una sola provincia. Por su inclinación a la vida contemplativa obtuvo de los superiores el permiso de vivir en conventos donde se observaba con mayor rigidez la regla franciscana. En el nuevo ambiente fue pronto uno de los más celosos religiosos, distinguiéndose en la vida de perfección, en el cuidado de las almas y en el trabajo misionero. Sectores especiales de su actividad fueron hasta el fin de su vida el confesionario y el púlpito. Al quedar ciego no pudiendo ya preparar las predicaciones, se servía de un novicio que le leía algunos textos sagrados sobre los cuales se preparaba. Soportó la ceguera y otros males que lo afligían sin lamentarse nunca y mostrando a todos una serenidad franciscana.
Fue fervoroso cumplidor de la regla profesada. Amaba y veneraba el pequeño código franciscano como si fuera el evangelio, lo leía frecuentemente, lo meditaba de continuo, para profundizar siempre más en el espíritu del Seráfico Patriarca. Cuando quedó ciego ya no podía leer la regla franciscana, se la hacía leer de algún novicio. Era llamado por sus cohermanos “Heraldo de la paz y de la unión fraterna”. Aborrecía a los murmuradores y sembradores de cizaña, los amonestaba y corregía. Su vida religiosa estuvo tejida de oración, penitencia y ardiente apostolado.
Había llegado a los 70 años cuando Dios lo quiso premiar con la gloria del cielo. Al sentir vecina la hora de la muerte recibió con edificante piedad los últimos sacramentos mientras los cohermanos lo rodeaban y lo asistían recitando salmos penitenciales, expiró plácidamente, el 29 de septiembre de 1484. En Leópoli su muerte fue llorada por toda la ciudad, los milagros y gracias obtenidas por su intercesión hicieron que se le tributara un culto siempre creciente, que el Papa Clemente XII aprobó el 21 de enero de 1733. En 1739 el mismo papa lo proclamó protector de Polonia y Lituania. SS Juan Pablo II lo canonizó en junio de 1997.