San Julián fue uno de los más famosos mártires de las Galias. Algunos autores le llaman Julián de Auvernia. Sus «actas», que no merecen crédito alguno, cuentan que era soldado y que no veía oposición entre la carrera de las armas y las máximas del Evangelio. Como Crispín, gobernador de la provincia de Vienne, comenzase a perseguir a los cristianos, Julián se retiró a Auvernia; pero después, al saber que le buscaban, se presentó espontáneamente a los perseguidores y les dijo: «Ya he vivido demasiado tiempo en este bajo mundo. Quiero estar con Jesús». En cuanto los perseguidores oyeron ese reto, se lanzaron sobre él y le decapitaron.
El martirio tuvo lugar en las cercanías de Brioude. Más tarde, se construyó ahí una iglesia (cerca de Clermont-Ferrand) para las reliquias del mártir. Dicha iglesia se convirtió en un importante centro de peregrinación. San Gregorio de Tours relata muchos milagros obrados por la intercesión de san Julián, y hace alusión a una iglesia de París dedicada al mártir. Se trata de la iglesia de Saint Julien des Pauvres, que es la parroquia de los católicos melquitas de París. Sidonio Apolinar, Gregorio de Tours y el Hieronymianum dan testimonio suficiente de la antigüedad del culto de este mártir. San Gregorio de Tours hace notar que al principio existían ciertas dudas sobre el día en que había que celebrar la fiesta del santo.
Véase Delehaye, Les Origines du Culte des Martyrs, p. 357. Las actas pueden verse en Acta Sanctorum, agosto, vol. VI, y en la obra de E. Munding (1918) . En realidad, tienen poco valor histórico; sin embargo, E. C. Babut, en Revue d'histoire et de littérature religieuses (vol. y, 1914, pp. 96-116), intentó reivindicarlas.