Lorenzo fue un presbítero que acompañó a san Agustín de Canterbury a Inglaterra, en el año 597. Luego de haber sido enviado como emisario de san Agustín a Roma para obtener instrucciones más precisas del papa San Gregorio el Grande, regresó a Inglaterra para convertirse en el inmediato sucesor de Agustín en la sede de Canterbury, la cual ocupó durante once años. Lo mismo que su antecesor, Lorenzo trató en vano de inducir a los bretones del oeste y a los irlandeses, para que adoptaran las prácticas disciplinarias romanas.
A la muerte del rey Etelberto, su hijo Edbaldo se negó a abrazar el cristianismo, siguiendo el ejemplo de su padre, y se entregó a la idolatría y la disolución (llegó a cometer incesto tomando para sí a la viuda de su padre). Escandalizado Lorenzo por la conducta de aquel príncipe que él mismo había tratado de convertir, pensó retirarse a Francia, como lo hicieran en casos semejantes los obispos san Melito y san Justo. Sin embargo, la víspera de su partida, San Pedro se le apareció en sueños y le reprochó que pensara abandonar aquel rebaño, por el que Cristo había entregado también su vida. Tras aquel sueño, Lorenzo desistió de sus propósitos e, inflamado de entusiasmo, relató su visión a Edbaldo, quien se impresionó tanto por la vehemencia del obispo, que se hizo cristiano. San Lorenzo no sobrevivió mucho tiempo al feliz cambio y murió en 619.
Cuando por vez primera se abrió su tumba, en 1091, "una ráfaga muy fuerte de fragancia" se esparció por todo el monasterio de San Agustín. Su fiesta se observa en las diócesis de Westminster y Southwark.
San Lorenzo está mencionado en el Martirologio Romano. Sabemos muy poco de él, fuera de lo que se encuentra en la Hist. Eccl., vol. 11, cc. 4, 6 y 7 de Beda. Véase Gesta Pontificum de William of Malmesbury; (Rolls Series), pp. S, 6, etc., hace referencia a la vida del santo por Goscelin. Todavía se conservan dos manuscritos, según informa Rardy: Catalogue 01 British Historr, 11, 1, 217-218. La tumba de San Lorenzo fue reabierta, en años recientes, pero los cuerpos de todos los antiguos arzobispos de Canterbury fueron trasladados por el abate Wido en 1091 a un lugar más honroso. Se dio una relación completa de las excavaciones por Sir William Sto John Rope en Archaeologia, vol. LXVI, pp. 377-400, con planos y fotografías.