Aunque en realidad san Ludolfo no murió por la fe, es a menudo honrado como mártir, porque soportó pacientemente la persecución, la desgracia y el destierro por la expansión y libertad de la Iglesia. Fue canónigo regular de la Orden Premonstratense y se le eligió obispo de Ratzeburgo en 1236. Continuó llevando la vida de un monje y dio la regla de San Norberto a su capítulo catedral; construyó y dotó al monasterio benedictino para monjas de Rehna, que por largo tiempo conservó y veneró su memoria.
Tuvo a menudo dificultades con el duque Alberto de Sachsen-Lauenberg, que lo encarceló, maltrató y finalmente desterró. En Wismar, sin embargo, fue recibido, y atendido hospitalariamente por el duque Juan el Teólogo. Murió en 1250, a resultas del mal trato recibido con anterioridad. San Ludolfo fue canonizado en el siglo XIV y es venerado en Wismar y en Mecklenburg.
Ver Acta Sanctorum, marzo, vol. III, y el Kirchenlexikon, s. v. Ratzeburg.