Dado que el material histórico sobre este santo es enteramente incierto, reproducimos la leyenda de san Magín, tal como circula en Tarragona:
San Magín o Sant Magí lluny, también Sant Magí de la Brufaganya, fue el artífice del río que recorre todo el Tarragonés y a cuyas orillas se alzaron torres de vigía por parte de los propietarios de las tierras.
San Magín fue encarcelado y salió de la prisión guiado por un ángel; se retiró a la Brufaganya para hacer vida eremítica y allí murió a manos de los soldados romanos, después de vivir unos treinta años en una cueva. Antes de morir, dado que los fieles no cesaban de pedirle agua, mientras hacía vida de oración, hizo nacer cuatro fuentes primero y un río después. Un día lanzó tan lejos como puedo su cayado, diciendo: On el meu gaiat caurà, un riu hi naixerà (donde mi cayado caiga, un río nacerá), y nació un río que llamaron Gaià, que quiere decir cayado -gaiato- en recuerdo a su origen. Pero otra leyenda afirma que San Magin hizo manar las fuentes cuando llegaron los romanos a prenderle, con el fin de saciar su sed, ya que se mostraban agotados y sedientos después de tan larga caminata.