De san Marón, mártir (que no debe confundirse con el más famoso eremita del siglo V venerado especialmente por los maronitas) apenas puede trazarse algún perfil. Su nombre aparece junto con los de Eutiques y Victorino en las «Actas» de Nereo y Aquileo, y por tanto su martirio se sitúa tradicionalmente en el reinado de Trajano (anterior al 117). Sin embargo esas actas son plenamente reconocidas como espurias, y por tanto la identificación resulta sin base (ver artículo sobre los santos Nereo y Aquileo).
Quedamos entonces reducidos a lo más elemental: el testimonio de un culto antiguo en la ciudad del Piceno de la que es patrono, Civitanova Marche, en el centro de Italia, sobre el Adriático. Se erige allí un templo dedicado al santo, que muestra trazas arqueológicas que se remontan al siglo IV, con lo que es posible que la tradición oral que relaciona el templo con el lugar del martirio del santo sea en lo sustancial correcta. No así con la época, ya que situar ese martirio a fines del siglo I solo dependía de la tradición de las actas inauténticas.
El culto en la ciudad mencionada y en otras de la región permanece vivo, y su fiesta se celebra localmente el 18 de agosto, aunque hay también otras fechas en los calendarios locales, testigos seguramente de las diversas traslaciones de reliquias. No sabemos cómo fue su martirio, las estampas y representaciones dependen, desde luego, de las mencionadas actas.
Ver Acta Sanctorum, abril II, 370, y la bibliografía citada en los santos Nereo y Aquileo. En 2009 se publicó en Italia el estudio póstumo del P. Umberto Picciafuoco, titulado «San Marone Vescovo di Tripoli di Siria “Primo Apostolo e Martire del Piceno” (97 - 98 d. C.)», donde sostiene los postulados del título, y discute las diversas cuestiones hagiográficas, pero al tiempo de redactar esta breve hagiografía no he podido acceder a un ejemplar para seguir la argumentación.