Liu Wenyuan o Lieou Ouen Yen nace en el seno de una familia pagana el año 1790, poco más o menos, en Kong-Tcheu, China. Llegado a la juventud contrae matrimonio y tiene varios hijos. Por medio de un amigo conoce el cristianismo y se decide a abrazarlo, pero sus padres se oponen a esta decisión, que él, no obstante, llevará adelante. En el bautismo toma el nombre de Pedro.
Arrestado como cristiano y llevado a Pekín es juzgado y condenado a muerte, pero la influencia de unos amigos logra sacarlo de las garras de la muerte y de la propia cárcel. En 1814 otra vez es arrestado como cristiano y ahora no se le condena a muerte sino que se le envía a Mongolia, y aquí es vendido como esclavo a un amo tártaro que le dio una vida espantosa. Nada menos que diez años pasó en esta trIste situación, siempre con espíritu de fe y entrega a la Orovidencia Divina. Enfermó y entonces sus amigos de nuevo movieron influencias, pudieron liberarlo y devolverlo a su hogar.
Pudo pasar diez años de vida normal con su mujer y sus hijos, pero en 1834 le llegó de nuevo la hora de la prueba. Un hijo suyo y su nuera, fervorosos cristianos también, junto con otros fieles, se habían negado a que a un amigo muerto, que había sido cristiano, se le hicieran funerales paganos. Como consecuencia de esta negativa habían ido a la cárcel. Allí fue Pedro a visitarles y atenderles y cuando llegó para ellos la sentencia de destierro, Pedro pidió licencia para acompañarles. Entonces fue él mismo acusado de cristiano y arrestado. Llevado ante el tribunal, confesó su fe y fue condenado a la pena de estrangulamiento, que se cumplió en su pueblo de Kong-Tcheu, el 17 de mayo de 1834. Fue canonizado con los demás mártires de China el 1 de octubre de 2000.