Nació en Ascó (Tarragona) el 3 de septiembre de 1680. Tomó el hábito dominicano en el convento de Lérida con el nombre de Pedro Mártir, en honor del primer mártir canonizado dominico. Ordenado sacerdote en 1704, llegó a China en 1715, a la provincia de Fukien, extendiendo el apostolado a Canton y desempeñando el cargo de vicario provincial de la misión. En 1730 fue nombrado obispo titular de Mauricastro. Habiendo regresado entre los cristianos de su vicariato, mientras actuaba en la clandestinidad, fue denunciado con los otros hermanos y el 30 de junio de 1746 se dejó capturar espontáneamente para evitar represalias contra los cristianos. Tras soportar larga y dura prisión muere decapitado el 26 de mayo de 1747, habiendo destacado por su gran humildad, audacia y fervor misionero.
Estos son apenas unos datos cronológicos, pero lo verdaderamente importante, que es la misión en China y su martirio, puede leerse en la hagiografía conjunta de sus compàñeros, martirizados un año después que él.