Conocemos muy escasamente a san Pinito, obispo de Cnossos, en Creta. Se nos ha conservado una carta que envía a san Dionisio de Corinto, en respuesta a una de éste en la que el obispo de Corinto le instaba a «no poner el yugo de la continencia demasiado firme entre los hermanos, sino considerar la debilidad de la mayoría», a lo que Pinito respondió, después de una fórmula de cortesía, que confiaba en que Dionisio «enviara carne más sólida la próxima vez, ya que su pueblo no puede crecer con leche para bebés».
La carta de Pinito se conservó en la colección de las de Dionisio, y Eusebio alaba la ortodoxia de Pinito, «su preocupación por el bien de los que le estaban encomendados, su erudición e inteligencia de las cosas divinas». San Jerónimo, en sus «Varones ilustres» (nº 28) también menciona a Pinito.
Eusebio habla de la carta en la Historia Ecllesiástica IV,23,8.