Algunos escritores y hagiógrafos, y el mismo Martirologio Romano, escriben «Provino», pero no hay duda de que la forma exacta es Probino, nombre en uso entre los latinos, y frecuente en el siglo IV, quizás como derivado de Probus (bueno). San Probino era discípulo de san Ambrosio, quien lo envió como colaborador de san Félix a Como, y cuando éste murió, en el 391, Probino fue su sucesor, rigiendo la diócesis hasta el 420.
Su episcopado debió brillar por sabiduría y santidad, ya que después de su muerte recibió ininterrumpidamente culto. La reliquia de su cabeza fue conservada en un templete fuera de la ciudad, hecho edificar por él mismo, y dedicado a los santos Gervasio y Protasio, de los que poco antes de su episcopado, en el 381, habían sido descubiertos los cuerpos en Milán, por obra de san Ambrosio. La reliquia quedó allí mismo hasta el 1118, año en que, para salvaguardarla de las correrías enemigas, fue trasladada intramuros de la ciudad de Como, a la iglesia de San Antonio, que recibió el nombre de San Probino.
Se tienen noticias de los sucesivos reconocimientos de las reliquias, ocurridas en 1504, 1618, 1836 y 1933. La afluencia de fieles a su sepulcro fue continuo, especialmente de los enfermos de fiebres malignas, de las cuales Probino es considerado sanador. En 1096 una parte del cráneo fue cedida a la colegiata de Agno, en el Cantón Ticino, y puesta en un busto de plata, y recibió allí un culto muy intenso.
Traducido para ETF, con algunos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli. La imagen reproduce el busto de plata del que haabla el artículo, que estña actualmente en la Colegiata de Arno, y es sacado en procesión cada 8 de marzo.