San Sturmo nació en Baviera, de padres cristianos, fue confiado al cuidado de san Bonifacio, quien a su vez le puso bajo la dirección de san Wigberto en la abadía de Fritzslar. Ahí recibió Sturmo, a su debido tiempo, la ordenación sacerdotal. Después de evangelizar en Westfalia durante tres años, consiguió permiso de retirarse con dos compañeros a llevar una vida eremítica en el bosque de Hersfeld. Como abundaban en ese sitio los bandoleros sajones y era poco apto para la vida eremítica, san Sturmo y sus compañeros lo abandonaron pronto. San Bonifacio había encontrado más al sur un sitio para construir un monasterio desde el cual se pudiese ir a evangelizar a los sajones. San Sturmo fue en su mula a visitar la región y escogió un terreno situado en la confluencia del Greizbach y del Fulda. El año 744, fundó el monasterio de Fulda, y san Bonifacio le eligió primer abad. Era ésa la fundación favorita de san Bonifacio, quien quería que se convirtiese en el modelo de los monasterios y en un seminario sacerdotal para toda Alemania. El proyecto se realizó plenamente y se pudo constatar los progresos. San Bonifacio fue sepultado en la iglesia abacial.
Poco después de la fundación del monasterio, san Sturmo partió a Italia a familiarizarse con la regla de san Benito en Monte Cassino. Según parece, el papa san Zacarías concedió plena autonomía al monasterio de Fulda, declarándolo exento de la jurisdicción episcopal y sometiéndolo directamente a la de Roma. La abadía de Fulda siguió prosperando bajo la dirección de san Sturmo. El santo tuvo que enfrentarse a graves dificultades después del martirio de san Bonifacio, ya que el sucesor de éste en la sede de Mainz, san Lulo, veía el monasterio con ojos muy distintos de los de su predecesor. En efecto, Lulo quería que el monasterio estuviese bajo su jurisdicción. El conflicto fue largo y violento. El año 763, Pipino desterró a san Sturmo, y Lulo nombró a otro superior; pero los monjes de Fulda se negaron a aceptarle y le echaron del monasterio, diciendo que estaban dispuestos a ir a ver al rey todos juntos. Para aplacarlos, Lulo les dijo que eligiesen ellos mismos a su superior. El elegido fue un discípulo de san Sturmo. El nuevo abad partió con un grupo de monjes a la corte y consiguió que Pipino anulase la orden de destierro contra san Sturmo, quien regresó a Fulda, con gran gozo de sus monjes, dos años después de haber partido de allí.
Los esfuerzos de san Sturmo y sus monjes por convertir a los sajones no tuvieron mucho éxito. Por otra parte, las guerras punitivas y de conquista de Pipino y Carlomagno no eran el mejor método de hacer amable el cristianismo a los paganos. San Sturmo, como tantos otros misioneros anteriores y posteriores, vio su obra entorpecida por las autoridades civiles. Los sajones tenían la impresión de que el cristianismo les llegaba «a través de sus peores enemigos, quienes lo predicaban con el idioma del acero». Cuando Carlomagno partió de Paderborn a España para combatir a los moros, los sajones aprovecharon la oportunidad para levantarse y expulsar a los monjes. El monasterio de Fulda se vio amenazado. El año 779 volvió Carlomagno. San Sturmo le acompañó a las maniobras de Düren, a las que siguió el triunfo sobre los sajones. Pero el santo no vivió lo suficiente para recomenzar su obra; enfermó en Fulda y, a pesar de los esfuerzos del médico enviado por Carlomagno, murió el 17 de Diciembre del 779. El nombre de san Sturmo, a quien se llama «Apóstol de los sajones», fue llamado «santo» por el papa Inocencio II en 1139, en el Concilio de Letrán II, aunque por época no puede hablarse aun de «canonización formal», sino que el procedimiento de canonización recién está empezando. A lo que sabemos, san Sturmo fue el primer alemán que ingresó en la orden de san Benito.
La «Vita S. Sturmii» es una de las mejores biografías de principios de la Edad Media. Fue escrita por Eigilo, abad de Fulda, unos cincuenta años después de la muerte del fundador. Existen numerosas ediciones: por ejemplo, Migne, PL., vol. CV, pp. 423-444, y Monumenta Germaniae Historica, Scriptores, vol. II, pp. 366-377. Véase también el resumen biográfico de H. Timerding, en Die Christliche Frühzeit Deutschlands; zweite Gruppe (1929) ; y M. Tangl, Leben des hl. Bonifazius, der hl. Leoba und des Abtes Sturmi (1920), Introducción. La biografía de Eigilo fue traducida al inglés por C. H. Talbot, en Anglo-Saxon Missionaries in Germany (1954). En la imagen: vidriera actual representando al fundación del monasterio de Fulda, con al imagen de san Bonifacio al centro y arrodillado a su izquierda san Sturmo, en la iglesia de San Bonifacio, de Nueva York.