Nace en el seno de una familia cristiana el año 1764 en el poblado vietnamita de Tra-Lu. Recibido y educado en la llamada «Casa de Dios», san Clemente Ignacio Delgado lo ordenó sacerdote en 1798. Surgida aquel mismo año la persecución, cuando ya estaba dedicado a la cura de almas, fue denunciado y arrestado en 1799 y pasó a la cárcel con la canga al cuello. Un mes más tarde los fieles lograron su libertad dando por él una suma de dinero. Continuó su labor apostólica hasta que finalmente decidió ingresar en la Orden de Predicadores. Fue recibido como miembro de la comunidad de Manila y emitió su profesión religiosa el 22 de julio de 1808.
Adornado de extraordinarias cualidades morales, era amado de sus feligreses que veían en él un ángel de Dios. Su parroquia era la de Ke Sat, donde logró ampliar y fortalecer la comunidad cristiana y hacer verdaderamente una cristiandad ejemplar. Llegada la persecución de Minh-Mang y luego de que los cristianos tuvieran que destruir con sus manos la iglesia y la casa de la misión (1832), se dieron trazas de tener oculto al sacerdote nada menos que durante seis años. Años en los que no se derramó sangre cristiana en el Tonkín oriental. Pero cuando el gobernador fue llamado al orden por el emperador, la persecución se hizo muy espesa. Los fieles de Ke Sat supieron de una inmediata búsqueda en el pueblo y dirigieron al sacerdote a Thua y luego a Bong, queriendo también librar de problemas a sus fieles. Pero aquí fue rápidamente localizado, arrestado, cargado de cadenas y de una canga y enviado a Hai Duong el 8 de junio de 1838.
El día 11 fue interrogado por el tribunal. Uno le invitó a que diera respuestas ambiguas, como que era médico (de las almas) y que pisara un círculo mientras los jueces creían que pisaba una cruz. Se negó el mártir a cualquier engaño. Declaró ser sacerdote y estar pronto a morir por la fe. Su declaración se envió a la corte y de allí vino la condena a muerte. Mientras llegaba la condena, estuvo en la cárcel haciendo oración y recibiendo a los fieles que venían a visitarlo. Llegada la condena el día 30, ese mismo día fue decapitado. SS. Juan Pablo II lo canonizó el 19 de junio de 1988.