En un moderno ensayo en alemán, titulado «Una santa apócrifa de la Edad Media», el erudito autor, el suizo E. A. Stiickelberg, trata a fondo y de manera convincente el caso de santa Eurosia y el de la devoción que se tuvo por ella, primero en la comarca española de Jaca, donde tuvo su origen, según este autor en el siglo XV, y después, en Lombardía. Las conclusiones del padre Delehaye coinciden con las del citado autor y aun resumen el ensayo en la Analecta Bollandiana, no sin hacer este comentario: «Todo resulta sospechoso en cuanto a los orígenes de este culto que se propagó en el norte de Italia, gracias a las relaciones políticas entre España y Lombardía ... Un número considerable de sitios en las diócesis de Como, Cremona, Pavía y Novara, poseen capillas, altares, imágenes y reliquias de santa Eurosia, a la que se honra como protectora de los frutos del campo».
Parece ser que la devoción por la santa fue propagada por los soldados españoles y por los miembros de la congregación religiosa de Somaschi, cuya sede central se encontraba en la diócesis de Cremona. De acuerdo con la tradición popular, Eurosia era una noble doncella de la provincia de Bayona, que en algún año del siglo VIII se negó rotundamente a desposarse con un jerife moro; como éste tratase de obligarla, la muchacha huyó a buscar refugio en una caverna, donde los esbirros del moro le dieron muerte a puñaladas. A pesar de que hay algunas reliquias que se dan por suyas en la catedral de Jaca, en la comunidad de Aragón, lo más probable es que la historia de Eurosia sea un enteramente fantástica.
Sin embargo hay trazas de culto antiguo, y ese culto, aunque puramente local, fue confirmado por SS León XIII en 1902. El decreto se halla en Acta Sanctae Sedis nº 34, pp. 684ss, y afirma allí que ya en el siglo XVII hubo una autorización del culto por parte de SS Urbano VIII. El Martirologio Romano actual recoge la memoria, pero también con rango de culto local, a pesar del título de santa.
Sin ir tan lejos como para decir que Eurosia es puro mito, Fr. Papebroch, en el Acta SanctoTum, junio, vol. VII, señala la carencia absoluta de datos concretos de época, así como las contradicciones que se advierten en las leyendas que circularon sobre ella. El ensayo de Stiickelberg, «Eine Apokryphe Heilige des Spaten Mittelalters», fue publicado en Archiv für Religionswissenschaft, vol. XVII (1914), pp. 159-164.N.ETF: Artículo de Butler-Guinea con ampliaciones para dar cabida a las referencias faltantes.