En la Crónica Hirsauqiense (es decir, del monasterio benedictino de Hirsau) se menciona a Paulina como una «venerable y santa mujer», y en el conjunto de los hagiógrafos benedictinos es llamada con el título de santa. Pero lamentablemente es escasísimo lo que sabemos de ella, y mucho más puesto que los Bolandistas rehusaron tratar sus documentos por considerar que no hay trazas de culto como santa, lo que no es del todo cierto, como veremos.
Hacia 1102 murió su segundo marido, un noble sajón (parece que de nombre Ulrico de Scharaplan), y la santa decidió ingresar en religión. Reunió a varias compañeras, y se establecieron en los bosques de Turingia como ermitañas. Pronto fundó un monasterio, que luego tomo el nombre de Paulinzella, pero para monjes, mientras que ella siguió llevando vida ermitaña.
Hacia el 1107 Paulina viajó hasta el monasterio de Hirsau (su padre había sido hermano lego allí), y en el camino murió. Entre 1112 y 1132 se construyó en su monasterio una basílica, y en 1123 se trasladó allí el cuerpo de Paulina, que recibió veneración como santa. La fecha de 14 de marzo es precisamente la del traslado de sus reliquias. En 1534, en el conflicto de la Reforma, el monasterio fue disuelto y la iglesia destruida.
Se conservan aun algunos restos edilicios (ver foto), y en el lugar hay ahora también un monasterio, moderno, heredero del de Paulina. Ver Acta sanctorum, marzo II, pág 337, praetermissi del día 14. Los escasos datos los he tomado de Ökumenisches Heiligenlexikon y Santi e Beati.