Emeterio y Celedonio eran hermanos de sangre, de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria. Su vida y su martirio han sido cantados por su paisano Aurelio Prudencio en su primer himno del libro Peristephanon ("Sobre las coronas"). Por él y por otras fuentes sabemos que desempeñaron el cargo de oficiales en el ejército romano y que en tiempos de Diocleciano fueron martirizados, en torno al año 298 en Calahorra, por confesar su fe en Cristo y obrar en consecuencia. En el momento del martirio -narra Prudencio- los testigos y el verdugo vieron con estupor cómo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio volaban hacia el cielo, como símbolo de sus almas cándidas. Así los representa tradicionalmente la iconografía cristiana con su porte y uniforme de soldados, como los vemos en el retablo mayor de la Catedral de Santander.
El Officium Proprium para su fiesta, aprobado por Pío VI, el 30 de septiembre de 1791, cuando los constituyó oficialmente patronos de Santander y de la Diócesis, atestigua: «sus cuerpos fueron llevados a Calahorra […], pero sus cabezas fueron trasladadas hace mucho tiempo al puerto marítimo de Santander, en cuya Iglesia Catedral reposan con todo honor».
Algunas estrofas del Peristephanon Canto I, donde Prudencio, poco más de siglo más tarde, aun lamentándose de que se hayan perdido las Actas del martirio -quemadas, según dice, por sus perseguidores «para privarnos del relato de un triunfo tan glorioso»- , celebra el triunfo de estos testigos (entre paréntesis el número de estrofa):
«Es glorioso este género de muerte, digno de varones intachables:
entregar a la espada enemiga los miembros que han de ser consumidos por las enfermedades,
tejido de extenuadas venas, y vencer al enemigo con la muerte» (9)
«Hermoso destino sufrir el golpe hiriente de la espada del perseguidor:
noble puerta se abre a los justos a través de la ancha herida;
el alma purificada en la roja fontana sale del asiento del corazón» (10)
«No habían llevado antes una vida exenta de trabajo duro
los soldados a quienes Cristo llama a su milicia eterna;
su valor acostumbrado a la guerra y a las armas, se pone al servicio de la fe» (11)
«La cárcel retiene los cuellos enarcados en duros anillos,
el verdugo entrena sus manos fieras por toda la plaza,
la verdad pasa por crimen, se castiga la voz de la fe» (16)
«Aquí se enardecen los amados corazones de los dos hermanos,
a quienes siempre había tenido unidos una fiel amistad;
a pie firme están preparados para sufrir lo que la última suerte deparase» (18)
«Al decir esto, se ven envueltos los mártires en miles de suplicios;
una dura cuerda revuelta enlaza en sus nudos las manos de ambos y la argolla de acero
aprisiona en pesados anillos sus cuellos acardenalados» (24)
«¡Ay, viejo olvido de los tiempos pasados que no hablan!
Se nos niegan todos esos detalles y la misma fama se extingue,
pues el blasfemo funcionario nos arrebató hace tiempos las actas del proceso,
para que los siglos venideros, instruídos por esos libros,
fieles mantenedores de noticias, no esparcieran con sus dulces lenguas,
en los oídos de los hombres venideros, el desarrollo, la fecha y el modo divulgado del martirio.
Sin embargo estos viejos silencios sólo nos han privado de conocer
si los mártires vieron crecerles larga cabellera en continuas cadenas,
con qué tormento o más bien con qué magnificencia los adornó el verdugo» (25-27)
«El anillo de uno de ellos, simbolizando la fe, es arrebatado por una nube;
el otro da como prenda según cuentan, el pañuelo con que limpiaba su cara
ambas cosas arrebatadas por un aire celeste, penetran en el regazo de la luz» (29)
«El mismo Salvador nos concedió este bien para que gocemos de él
cuando destinó los cuerpos de los mártires a nuestra ciudad,
que ahora protegen a los habitantes que baña el Ebro.» (39)
Blibliografía:
-El texto inicial es de una homilía de Mons. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander, pronunciada en la Catedral el 30 de agosto de 2008, con ocasión de la solemnidad de los dos mártires (en la diócesis es solemnidad, naturalmente, como patronos que son, y se celebra en otra fecha -precisamente el 30 de agosto- que la del MR). La homilía completa puede leerse aquí.
-El texto del Peristephanon -fuente preciosa por su contenido y por su forma- completo está publicado en internet únicamente en latín; pero hemos hallado un documento muy interesante de bibliografía para el estudio de estos dos santos, escrito por Don A. González Blanco, con la siguiente referencia: Kalakorikos, 3. 1998, pp.: 271-280. En ese pdf se incluye, una muy buena traducción de una selección de las 40 estrofas dedicadas por Prudencio a estos santos, y que recogemos aquí. No se indica el mérito de la traducción, pero es posible que sea del mismo autor que el resto del pdf, a él nuestro agradecimiento.
-La autoría de este escrito corresponde, en este caso, exclusivamente a la recopilación del material.
-Imagen: retablo renacentista con los dos mártires, del Mtro. tallador Pierres Picart, 1547, en la ermita de San Marcial, en el pueblo de Soraluze-Placencia de las Armas.