San Preyecto, comunmente llamado san Prix, es un santo conocido en las historias de Auvernia. Se conserva sobre él un relato detallado de su pasión, que fue considerada a lo largo largo de la historia como martirio por la justicia, más que como muerte violenta. En la actualidad, con criterios distintos de cómo considerar el martirio, ya no se lo inscribe, ni a él ni a su compañero Amarino, como tales, sino como confesores de la fe. Pero fuera de esto, el culto a san Prix y san Amarino puede considerarse perfectamente atestiguado y constante a lo largo de la historia gala.
No sólo la muerte ha hecho conocido al santo obispo, sino que era como tal considerado un modelo de virtud, e incluso circulaba (quizás ya en vida de él) la historia de que su nacimiento había estado precedido de un signo celestial que indicó a su madre que el niño estaba destinado a ser un testigo de la fe. Lo cierto es que su predicación parece que llegaba muy hondo, a tal punto que una conversa, de nombre Claudia, que tenía una hija, se conmovió tanto con la predicación del santo, que legó todos sus bienes a las obras de caridad del obispo, y al poco tiempo murió. Héctor, un noble local, ambicionando esa herencia, raptó a la hija de Claudia, y reclamó los bienes de la madre como si hubieran sido usurpados del patrimonio que, afirmanba él, le correspondía por su casamiento con la hija. El caso llegó al rey Childerico II, quien mandó a comparecer a san Prix en la corte.
El santo defendió la legitimidad del legado, y el verdadero carácter del "matrimonio" de Héctor, que no era tal sino un rapto, con tanta convicción, que el propio Héctor resultó apresado, juzgado y condenado por la ley, que se extendió hasta descubrir en toda la trama incluso un atentado al propio rey, por lo que Héctor fue ejecutado, y san Prix repuesto en su honor.
Volvía el santo de celebrar la pascua en la corte el año 676, y se detuvo en los Vosgos, en un pequeño monasterio donde estaba san Amarino, quizás como abad. Pero los parientes de Héctor le habían tendido una emboscada como venganza de sangre por la muerte del noble, y así, perdonando a sus enemigos -afirma el relato- murió por la espada junto a san Amarino, y la tradición añade un tercer "mártir", san Elide, que acolitaba en la misa, que no ha llegado, sin embargo, a quedar inscripto en el Martirologio actual (sí en el anterior).
A san Preyecto, de cuando aun era diácono, se le atribuyen dos libros de historia de algunos santos de la región, que continuarían así las tan apreciadas historias de su predecesor de un siglo antes, san Gregorio de Tours, pero lamentablemente, estos dos volúmenes no han llegado a nosotros. Los dos santos celebrados hoy están inscriptos en todos los martirologios históricos importantes.
Ver Acta Sanctorum, enero II, pág. 628ss; Duchesne, Fastes Episcopaux, II, págs. 32 y 37-38; Pertits Bollandistes I, de Guerin, pág. 604ss, quien afirma que las reliquias se conservaban al menos hasta su época (fines del siglo XIX).