La leyenda nos dice que Servando y Germán fueron hijos de los santos Marcelo y Nonia, y hermanos de los mártires y santos, Claudio, Lupercio, Victorio, Emeterio, Celedonio, Acisclo, Victoria, Fausto, Januario y Marcial. Según las mismas actas legendarias, san Marcelo, el padre, sufrió el martirio en la Tingitania (África) el 30 de octubre del 288; Servando y Germán, en el Cerro Ursoniano, en Cádiz, el día 23 de octubre del 290; Claudio, Lupercio y Victorio, en Galicia el 30 de octubre del 290; Emeterio y Celedonio, en Calahorra el 3 de marzo del 290; Acisclo y Victoria, en Córdoba, de donde son patronos, el 17 de noviembre del 303; Fausto, Januario y Marcial, igualmente en Córdoba el día 28 de septiembre de 303 d.C.; Nonia, la madre, cuando supo la muerte de su marido y de alguno de sus hijos, pidió a Dios que la llevase con Él y así sucedió, siendo tenida por santa y mártir. Naturalmente, es la historia de estos parentescos la que es legendaria, no los martirios, que están razonablemente documentados para casi todos los casos.
En los antiguos breviarios hay constancia de la memoria de los santos Mártires Servando y Germán, y estos recuerdos y otros comenzaron a mover a la opinión pública en favor de su patronato, hasta el punto de que ambos Cabildos -el municipal y el catedralicio, eran otros tiempos- alcanzaron del Pontífice Paulo V (1605 - 1621) la concesión de Jubileo para la fiesta de los santos Patronos y la declaración canónica de su Patronato, celebrándose ésta por primera vez, «con juramento de perpetua devoción», el día 23 de octubre de 1619, bajo el obispado del Ilmo. Sr. Don Juan de Cuenca, Capellán del rey Felipe III, que entró a ocupar la diócesis el 17 de abril de 1613 y la gobernó hasta el año 1623. Durante su mandato, en 1614, se despachó Real Cédula a 29 de noviembre en que se hizo merced al Cabildo de Cádiz, para que «haya de ser Administrador de la Capilla del Pópulo un señor Dignidad o Canónigo de su seno...» hoy, tristemente, dicha capilla real, se encuentra cerrada al culto por la desidia, la ruina y la negligencia de los que tenían que ser sus administradores.
El Cerro, conocido antiguamente con el nombre de «Collado Ursoniano», se alza en la Isla de León, dando vista al islote donde se alza el castillo de Sancti-Petri y dominando la extensión de la costa gaditana hasta el Faro de San Sebastián. El actual nombre de «Cerro de los Mártires», parece que data de la época visigótica, por suponer la tradición, muy arraigada entre las gentes de la zona, que en dicho lugar sufrieron martirio por decapitación los hermanos Servando y Germán. En pasadas épocas y cuando en la actualidad se realizan excavaciones arqueológicas, aparecen por las laderas del cerro, fragmentos y grandes restos de construcciones de marcado interés que proceden de las que existieron en la antigüedad cuando el cerro tuvo un carácter religioso por haber sido sus tierras regadas por la sangre de los mártires.
Según la tradición, los cuerpos de los santos hermanos mártires Servando y Germán, permanecieron en el cerro hasta que, acentuada la decadencia de la isla gaditana y su acercamiento a Roma cada vez más distanciado, los venerables restos fueron trasladados a Mérida, el de san Germán, en la capital de la Lusitania y el de san Servando a Sevilla, la capital de la Bética. El culto a los santos, grande y extenso incluso fuera de nuestros ámbitos, continuó durante la época visigoda, que constituyó la Diócesis Asidonense desde el año 619.
Extractado, con algunas modificaciones, de «Un poco de historia sobre los Santos Patronos» [de Cádiz] escrito de D. Ángel Mozo Polo, Académico Correspondiente de La Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla y Ateneísta de Número del Ateneo de Cádiz.