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13 Escolapios y 9 Operarios Diocesanos, mártires de la guerra civil española (1936)

Aunque todos estos mártires fueron beatificados en el mismo día (junto también con otros), pertenecen a distintos subconjuntos. En particular evocamos en esta página a los 13 Hermanos de las Escuelas Pías, llamados habitualmente escolapios, y a los 9 Sacerdotes Operarios Diocesanos, que en distintas fechas ofrecieron su vida en testimonio de la fe.

El grupo de sacerdotes Operarios comprnede a Pedro Ruiz de los Paños y José Sala Picó, muertos el 23 de julio en Toledo; Guillermo Plaza Hernández, el 9 de agosto en Argés (Toledo); Antonio Pemiles Estívill, el 12 de agosto en Marsá (Tarragona); José María Peris Polo, el 15 de agosto en Almazora (Castellón); Martín Martínez Pascual, el 18 de agosto en Valdealgorfa (Teruel); José Pascual Carda Saporta, el 4 de septiembre en Oropesa (Castellón de la Plana); Isidoro Bover Oliver, el 2 de octubre en Castellón de la Plana y Recaredo Centelles Abad, el 25 de octubre en Nules (Castellón).

Éstas son las palabras de SS Juan Pablo II referidas a los miembros de este grupo en al misa de beatificación, el 1 de octubre de 1995:

«Hermano, siervo de Dios, practica... la religión» (cf. 1 Tim 6,11). Los nueve miembros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, que con Pedro Ruiz de los Paños y Angel a la cabeza, son beatificados hoy, fueron martirizados tras haber trabajado, conforme al propio carisma, en la formación de los futuros sacerdotes en diversos seminarios de España y de México.
Entregados desde una honda espiritualidad sacerdotal al fomento de las vocaciones, como continuadores del celo apostólico del beato Manuel Domingo y Sol, su vida, coronada con la palma del martirio, nos recuerda la urgencia de este apostolado.
Pedro Ruiz de los Paños enriqueció, además, a la Iglesia con la fundación de las Discípulas de Jesús, dedicadas al apostolado vocacional. Grande es hoy el gozo de estas religiosas, junto con el de la Iglesia en Castilla, Cataluña, Aragón y Comunidad Valenciana, tierras de donde son originarios los nuevos beatos.

El grupo de Escolapios comprende a Matías Cardona Meseguer (Matías de San Agustín), sacerdote, muerto el 20 de agosto en Castellón, a Dionisio Pamplona Polo (Dionisio de San Barnabás), también sacerdote, muerto en Huesca el 25 de julio, a Manuel Segura López (Manuel de la Virgen del Pilar), también sacerdote, muerto asimismo en Huesca, el 28 de julio, y en ese mismo día y lugar a David Carlos Marañón (David del Ssmo Sacramento); también en Husca, pero el 9 de agosto, a Faustino Oteiza Segura (Faustino de Nuestra Sra de los Dolores), y a Florentino Felipe Naya (Florentino de San Fco. de Borja); el 17 de agosto en Girona el sacerdote Enrique Canadell Quintana (Enrique de los Sagrados Corazones), y pocos días antes, el 13, en Castellón, el también sacerdote Juan Agramunt Riera (Juan de los Sagrados Corazones); en Barcelona, el 16 de septiembre, el también sacerdote Ignasi Casanovas Perramón (Ignasi de San Ramón), y el 22 del mismo mes, en Valencia, el sacerdote Carlos Navarro Miquel (Carlos de la Virgen de los Desamparados); el 2 de octubre en Castellón el sacerdote Francisco Carceller Galindo (Francisco de Nuestra Sra de Lourdes), el 9 de diciembre, en Valencia, José Ferrer Esteve (José del Carmelo), también sacerdote, y finalmente, el 27 de diciembre en Cantabria el también sacerdote Alfredo Parte Saiz (Alfredo de la Virgen); todos en 1936.

Acerca de todos ellos dice la misma homilía:

«Hermano, siervo de Dios, practica... la paciencia» (1 Tim 6,11). La orden de las Escuelas Pías contempla hoy en la gloria a catorce de sus miembros: el padre Pedro Casani, primer compañero de san José de Calasanz y trece mártires de la persecución religiosa de 1936 en España. [...] Dionisio Pamplona y sus compañeros mártires no son héroes de una guerra humana, sino educadores de la juventud que, por su condición de religiosos y maestros, afrontaron su trágico destino como auténtico testimonio de fe, dándonos con su martirio la última lección de su vida. ¡Qué su ejemplo y su intercesión lleguen a toda la familia calasancia! (debe notarse que en la misma ceremonia se beatificaba a Pedro Casani, escolapio, que no pertenece al grupo de mártires).

Ver Acta Apostolicae Sedis 86 (1994) pp. 286ss. La homilía (que comprende la referencia a otras beatificaciones) está transcripta entera en la página homenaje de la hermandad de Operarios Diocesanos a los nueve mártires.