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Beata María Teresa Haze, virgen y fundadora

Su nombre de nacimiento era Juana (Jeanne) Haze. Nació el 27 de febrero de 1777 en el seno de una familia católica de buena posición. El primer encuentro grande con la cruz fue atravesar los peligros de la Revolución Francesa. Cuando el ejército revolucionario de Bélgica avanzaba, la familia debió huir a Alemania. En ese contexto, en 1795, murió su padre, y la familia perdió todas sus posesiones.

Casadas algunas de sus hermanas, Jeanne y Fernanda, otra de sus hermanas, decidieron abrazar la vida religiosa; pero no era posible realizar el proyecto en ese momento, por las circunstancias políticas, por lo que llevaron una vida de intensa oración en su propia casa, cuidando de su madre, que murió en 1820.

En 1824 el Dean Cloes, de la parroquia de San Bartolomé de Lieja, les pide que abran una escuela para niños pobres, con lo que da comienzo a una de las actividades que caracterizarían a la futura congregación. En 1830, a pesar de la inicial oposición del cura local, P. Habets, funda la congregación de las «Hijas de la Cruz de Lieja», contando la redacción de las constituciones con la colaboración del propio P. Habets.

La Congregación se pone en marcha realmente en 1833, cuando Jeanne emite con su hermana los votos perpetuos, tomando respectivamente los nombres de Madre Marie Thérèse y Madre Aloysia. Dos compañeras emitieron ese mismo año los votos temporales e ingresaron dos novicias. Esto ocurrió en el pequeño convento al lado de la iglesia carmelita de Potay, que fue la primera sede de la Congregación.

La Congregación tiene como fines la actividad en escuelas privadas, la asistencia a las cárceles, a los hospitales más pobres y a las misiones, y está en la actualidad presente en cuatro continentes. La beata la gobernó hasta muy avanzada edad, ya que murió a los 99 años de edad, el 7 de enero de 1876. Uno de sus motivos espirituales, que la acompañaron toda la vida, era: «el Señor presenta la cruz con una mano y la consolación con la otra». Fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 1991.

Basado en las noticias breves de Antonio Borrelli en Santi e Beati y las de la propia Congregación.