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Beato Ángel Carletti de Chivasso, religioso presbítero

Ángel Carletti nació en el pueblecito de Chivasso. Sus padres pertenecían a la nobleza del Piamonte. Estudió en la Universidad de Bolonia, donde se doctoró en derecho civil y canónico. Cuando volvió al Piamonte, fue nombrado senador. Mientras vivió su madre, el beato llevó una vida ejemplar en el mundo, dedicado al cumplimiento de sus deberes senatoriales, a la oración y a visitar a los enfermos. A la muerte de su madre, repartió sus posesiones entre su hermano y los pobres antes de entrar en el convento de los franciscanos observantes de Génova. Los superiores del beato cayeron en la cuenta de sus excepcionales cualidades, de su gran celo misionero y le admitieron pronto al sacerdocio. Inmediatamente emprendió fray Ángel una intensa campaña de evÁngelización. Predicó con gran celo y elocuencia hasta en los más remotos pueblecitos de las montañas y valles del Piamonte, haciendo caso omiso de las inclemencias del tiempo y de las dificultades del camino. Amaba a los pobres con predilección: los buscaba en las ciudades, los visitaba en sus enfermedades y, con frecuencia, pedía limosna para ellos. Hizo cuanto pudo en su favor; en particular, apoyó la fundación de los «Montes de piedad» para salvarles de los abusos de los usureros. Pero entre sus penitentes no se contaban únicamente los pobres. Santa Catalina de Génova le consultaba con frecuencia y Carlos I, duque de Saboya, se confesaba con él. El beato escribió un libro de teología moral, comocido como la «Summa Ángelica», que fue muy popular. En el cargo de superior se mostró muy celoso de conservar la regla en toda su pureza. Por sus extraordinarias cualidades, fue reelegido tres veces para el cargo de vicario general.

Cuando la flota de Mahoma II tomó la ciudad de Otranto, el papa Pío VI pidió misioneros para contrarrestar la invasión del Islam. Los observantes se distinguieron en la tarea de alentar al pueblo y el beato Ángel, en particular, escogió para sí los puestos de mayor peligro. En 1491, cuando tenía ya ochenta años, aceptó el oficio de comisario apostólico para evÁngelizar a los valdenses de los valles del Piamonte. Dios premió su fervor e intrepidez con un éxito extraordinario. El beato ganó a la fe a muchos herejes y católicos renegados; rehusó, sin embargo, aceptar la dignidad episcopal que el papa Inocencio VIII le ofreció para premiar sus esfuerzos.

En 1493, fray Ángel renunció finalmente a su cargo y empezó a prepararse para la muerte. Siempre se había mostrado muy humilde. Cuando era vicario general, vestía los hábitos que los otros desechaban y se complacía en ayudar en los quehaceres más bajos; al fin de su vida, pidió permiso de salir a mendigar para los pobres. Pasó los dos últimos años en el convento de Cuneo del Piamonte, donde murió a los ochenta y cuatro años de edad. Su culto fue aprobado en 1753. Se cuenta que, cuando Lutero quemó públicamente, en 1520, la bula de excomunión, arrojó también a las llamas la Summa de Santo Tomás y la Summa Ángelica de Ángel de Chivasso, que consideraba como obras del demonio.

Los principales hechos externos de la vida del beato se hallan en los Annales Ordinis Minorum de Wadding. La mejor biografía es la de C. Pellegrino, Vita del beato Ángelo Carletti (1888). Ver también Léon, Auréole Séraphique, vol. II.