BJVS,PÍTYMÁR

Beato Juan Ventura Solsona, presbítero y mártir

Nació en Villahermosa del Río, provincia de Castellón, en el seno de una familia modesta, cuyo padre era tejedor. Muerto cuando Juan era niño, quedó a cargo de su madre, que pasó muchas necesidades para criar a sus once hijos. Juan sintió la vocación eclesiástica y logró una beca en el colegio de vocaciones eclesiásticas de Valencia, donde hizo los estudios. Se adhirió a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y fue ordenado sacerdote en 1901. Estuvo destinado en México, en el seminario de Cuernavaca, como vicerrector y profesor. En 1909 volvió a España y estuvo en los seminarios de Toledo y Cuenca hasta que fue enviado al Colegio Español de Roma (1911). Estuvo en Roma hasta 1919 y fue después destinado al seminario de Barcelona como director espiritual, donde estaría hasta 1923. En dicho año obtuvo licencia para dejar la Hermandad de Sacerdotes Operarios, y aunque quiso luego volver, su salud no se lo permitió. Fue destinado entonces a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, de El Cabanyal, donde estuvo diez años, mostrando un gran celo sacerdotal y una exquisita caridad con los pobres. En enero de 1936 fue destinado como párroco y arcipreste a su pueblo natal y pudo así vivir con su madre, ya octogenaria.

Estaba en Valencia de viaje el 18 de julio de 1936, cuando estalló la guerra. Detenido en El Cabanyal, fue liberado gracias a una persona de ese pueblo que dijo que se encargaba de él y se le dio un salvoconducto y un traje de paisano para que se fuera a su pueblo. Clausurada la iglesia el día 2 de agosto, el día 10 se escondió en un pajar, donde el día 29 de agosto celebró la santa misa. Cambió de lugar de refugio pero, viendo que ponía en peligro a cuantos lo alojaban, decidió presentarse voluntariamente al Comité. Le prometieron que no le pasaría nada y trabajó en el campo seguidamente, hasta que el día 17 de septiembre llegó un comando que buscaba personas fichadas y se lo llevaron al término municipal de Castillo de Villamalefa donde pidió poder hablar antes de ser fusilado. Perdonó a quienes iban a matarlo y repitió las palabras de perdón del Señor en la cruz. Entonces lo fusilaron. Luego fueron a su casa, expulsaron a su madre y saquearon la vivienda. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.