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Beato Julio Junyer Padern, presbítero y mártir

El último salesiano martirizado durante la guerra española no lo fue a manos de un piquete de milicianos que asesinaba sacerdotes y religiosos sin más formalidades: Julio Junyer Padern, compareció ante un tribunal y fue juzgado y condenado por espionaje y alta traición. Detrás de estos achaques, como se ha probado en la causa de beatificación, estaba el odio religioso.

Había nacido en Vilamaniscle, Gerona, el 31 de octubre de 1892. A los 18 años decidió hacerse salesiano, a los que conocía por haber hecho los estudios en su colegio de Gerona. Profesó en 1912 y se ordenó sacerdote en 1921. Luego de varios destinos fue en 1931 destinado al propio colegio de Gerona como encargado de estudios. Pero había tenido que presenciar la destrucción del seminario salesiano de Campello el 11 de mayo de 1931 y por ello desde la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 se esperaba lo peor, y no dejó de manifestarlo a sus superiores. El 20 de julio la comunidad salesiana de Gerona se dispersa y Julio marcha a casa de sus padres. En octubre de 1937 pasa a vivir en Gerona en un piso con un coadjutor salesiano hasta que en enero de 1938 fue arrestado, encarcelado y juzgado, siendo sentenciado a muerte. La noche antes de su fusilamiento la pasó en compañía de otros salesianos, que pudieron llevarle la comunión, luego de haberse confesado. Fue un tiempo de oración y silencio. Afirmó que moría inocente y ofreció su vida por el bien de la Iglesia y de España. Fue fusilado a las 7 de la mañana del 26 de abril de 1938. Beatificado el 1 de marzo de 2001.