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Beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac, presbítero y mártir

Nació en Limoges el 3 de enero de 1747 en el seno de una religiosa familia, tres de cuyos hijos llegarían a ser sacerdotes. Eligió el sacerdocio y se doctoró en la Sorbona, obteniendo en 1767 una canonjía en la catedral de Limoges. En 1780 se le dio el cargo de sochantre y poco después el de chantre [dignidades eclesiásticas caídas luego en desuso]. En 1785 el obispo de la diócesis, mons. D'Argentré, lo nombró su vicario general. Era también oficial de la diócesis y arcediano de Limoges. Vivió habitualmente en la casa cural de San Mauricio con sus dos hermanos sacerdotes, Juan José y Juan Bautista.

Llegada la Revolución, se negó a jurar la constitución civil del clero y fue expulsado de sus cargos. Se refugió en Riom, diócesis de Clermont. Cuando salió la ley de deportación de los no juramentados, creyó que se libraría a causa de su mal estado de salud, y por ello se presentó a las autoridades del departamento de Puy-de-Dóme. Conducido a Limoges el 8 de marzo de 1794, primero intentaron condenarlo a muerte como emigrado vuelto, pero, finalmente, la pena fue de deportación, decretada contra él tras deliberación, el 13 de marzo. El día 29 salía hacia Rochefort en el segundo envío, estando

ya el día 13 de abril a bordo del Borée cuando se le hizo el habitual registro. De ahí pasó a Les Deux Associés, cuyas condiciones su débil salud no pudo resistir. Falleció el 26 de junio de 1794 y fue enterrado en la isla de Aix. Sintiéndose morir llamó a sus compañeros en torno a sí, les recordó algunos pasajes de la Escritura apropiados para su situación y les dijo que la muerte en aquellas circunstancias era una ganancia, puesto que era tan dura la vida que les hacían llevar. Moría en la esperanza de que los sufrimientos terrenos se convertirían en gloria eterna junto a Dios y que Cristo los resucitaría finalmente para convertir nuestro cuerpo débil en un cuerpo glorioso como el suyo. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995.