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San Finiano de Clonard, abad

San Finiano de Clonard fue el más distinguido de los santos de Irlanda en el período inmediatamente posterior al de san Patricio. Los relatos de su vida están llenos de contradicciones y anacronismos. Tres siglos después de su muerte, se creía que había pasado largo tiempo en Gales, siendo ya monje. Se cuenta que estuvo algún tiempo en el monasterio de san Cadoc de Nantcarfan, y que acabó milagrosamente con las plagas que echaban a perder las cosechas de la isla en el estuario de Severn, llamada actualmente Flatholm. Entre otros muchos milagros que se le atribuyen, se dice que salvó a sus huéspedes de los piratas sajones, haciendo que un terremoto se tragase el campamento de los invasores. San Finiano tenía la intención de hacer una peregrinación a Roma con san Cadoc; pero un ángel le disuadió de ello y le ordenó que volviese a Irlanda. Aunque es imposible probarlo en detalle, parece que san Finiano estuvo bajo la influencia de san Cadoc, san Gildas y otros monjes ingleses, por la importancia que atribuía a los estudios y el énfasis que ponía en la superioridad de la vida monástica.

A su regreso a Irlanda, el santo fundó varias iglesias en Leinster y las escuelas y monasterios de Aghowle y Mugna. En este último monasterio se tramó contra él una conspiración, en efecto, Cormac, el hijo del reyezuelo del lugar, indujo a su hermano mayor, Crimtan a que persiguiera al santo, con la esperanza de que así pereciese en la empresa. El siniestro plan de Cormac tuvo éxito hasta cierto punto, ya que Crimtan trató de expulsar a san Finiano por la fuerza y, al hacerlo, se rompió la pierna.

El monasterio más importante de san Finiano estaba situado en Clonard de Meath. Poco después de la llegada del santo a ese sitio, fue a visitarle un pagano de cierta edad llamado Fraechman, que era un mago muy famoso. San Finiano le preguntó si su arte procedía de Dios o de alguien más. Fraechman replicó: «A vos toca averiguarlo». Finiano repuso: «Muy bien. Decidme entonces dónde se halla el sitio de mi resurrección». «No en la tierra, sino en el cielo», fue la respuesta. El santo le dijo: «Tratad otra vez de adivinarlo». Fraechman volvió a dar la misma respuesta. «Tratad otra vez», le dijo Finiano levantándose de su asiento. Entonces el mago, comprendiendo que san Finiano se estaba burlando de él, le respondió: «El sitio de tu resurrección es el sitio en el que estabas sentado» [en latín «surgere» es tanto «resucitar» como «ponerse en pie»]. Pero la réplica del mago resultó cierta, ya que la sede de Finiano era Clonard, donde tuvo el santo muchos discípulos, y sus enseñanzas produjeron una verdadera resurrección de la religión y el saber.

Según se dice, llegó a tener 3000 discípulos, por lo que se le llamó «el maestro de los santos de Irlanda», o simplemente «El Maestro» y se dijo de él que «irradiaba bondad y sabiduría para iluminar al mundo, lo mismo que el sol desde lo alto del cielo». Varios santos muy posteriores debieron su santidad a las enseñanzas de san Finiano. Fue famoso por su conocimiento de la Sagrada Escritura y su celebridad de exégeta se perpetuó durante muchos siglos en Clonard; pero la escuela bíblica sufrió mucho durante las invasiones de los daneses y de los normandos. Finalmente, a principios del siglo XIII, el monasterio de Clonard dejó de ser el centro religioso de la diócesis de Meath y se transformó en monasterio de agustinos, en cuyas manos estuvo hasta el siglo XVI. Tanto en sus viajes misioneros como durante su estancia en Clonard, san Finiano, que murió durante la epidemia de fiebre amarilla, a mediados del siglo VI, ofreció su vida por sus compatriotas, la fiesta de san Finiano de Clonard se celebra en toda Irlanda.

Existe una biografía irlandesa, que fue editada por Whitley Stokes en Lives of Saints from the Book of Lismore (Anecdota Oxoniensia), pp. 75-83 y 222-230. De Smedt publicó en Acta SS. Hiberniue Cod. Sal., cc. 189-210, una biografía latina que se halla en el Codex Salmanticensis. Wade-Evans tradujo algunos fragmentos de dicha biografía en Life of St David, pp. 43-46; se encontrarán otras referencias en R.A.S. Macalister, The Latin and Irish Lives of Ciaran (1921), sobre todo pp. 76-79. Véase también J. Ryan, Irish Monasticism. pp. 115-117 y passim; L. Gougaud, Christianity in Celtic Lands, pp. 67.70; y J. F. Kenney, Sources for the Early History of Ireland, vol. I. El Penitencial que se atribuye a Finnianus, es tal vez obra de San Finiano de Clonard. La Srta. Kathleen Hnghes ha estudiado muy a fondo todo lo relacionado con San Finiano; véase su artículo sobre el culto del santo, en Irish Historical Studies, vol. IX (1954), pp. 13 ss., y su artículo sobre el valor histórico de las biografías, en English Historical Review, vol. LXIX (1954), pp. 353 ss.